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jueves, 23 de junio de 2011

La I+D en españa

La I+D en España:
el V Programa Marco y
el Plan Nacional 2000-2003

Las distintas políticas de Investigación y Desarrollo en España llevadas a cabo desde los distintos Ministerios empiezan a coordinarse a través de la Oficina de Ciencia y Tecnología (OCYT), dependiente de Presidencia de Gobierno. Francisco Ferrándiz, Vocal Asesor de Relaciones Internacionales de esta Oficina, participó en las Jornadas Técnicas de la Red en sustitución de Fernando Aldana, Director de la OCYT. En su intervención, Ferrándiz presentó la Propuesta de nuevo Plan Nacional de I+D (2000-2003) y trató los aspectos innovadores del V Programa marco de I+D de la Unión Europea. A continuación recogemos un resumen de la presentación de estos dos grandes proyectos.

Retos del Plan Nacional de I+D

El nivel tecnológico de las empresas españolas es sensiblemente inferior al de sus competidoras en el contexto internacional. Así, existen muy pocas empresas que realicen de forma continuada actividades de I+D. Además, la relación de I+D con los centros públicos es limitada o inestable y existen dificultades de absorción de tecnologías emergentes competitivas. Por otra parte, la estructura actual de los grupos de I+D del sistema público, muy atomizada, no facilita la satisfacción de las demandas de los sectores productivos y sociales, de ahí que la oferta tecnológica no se adecue a la demanda, que sea difícil realizar acciones estratégicas multidisciplinares de cierto volumen y que la utilización de grupos consolidados como motores de la innovación sea muy deficiente.

Se puede decir que gran parte de las carencias detectadas en el sistema de Ciencia-Tecnología-Empresa (C-T-E) español tienen su raíz en el bajo nivel cultural científico-técnico de todos los sectores de la sociedad española. Como consecuencia de esta situación existe un escaso interés en difundir el resultado de la actividad investigadora, los medios de comunicación dedican poca atención a este tema y, en definitiva, la ciencia y la técnica están poco valoradas en la enseñanza secundaria.

Para elaborar una propuesta de actuación en el Plan Nacional de I+D se han llevado a cabo una serie de estudios de demanda y prospectiva. Mediante un estudio bibliométrico, el CSIC ha analizado la producción científica española; se ha hecho también un análisis comparativo entre las prioridades temáticas españolas y las previstas en el V programa Marco de I+D de la Unión Europea, tarea realizada por el CDTI; finalmente, se ha realizado, por parte de la Unión Europea, un estudio prospectivo comparativo en diferentes países y áreas. Además, en colaboración con la Fundación COTEC, se ha hecho una evaluación de las necesidades tecnológicas de las empresas españolas y de algunos sectores públicos.

Ante un panorama como el descrito, la CICYT entiende que el esfuerzo que se debe realizar en I+D desde los poderes públicos ha de tener tres objetivos fundamentales:

- poner la I+D al servicio del ciudadano y el bienestar social.

- mejorar la competitividad de la empresa española.

- incrementar el conocimiento del mundo, los seres vivos, el hombre y la sociedad.

Dentro del Plan Nacional de I+D, la investigación básica se centra en una serie de áreas científico-técnicas como son la biomedicina, la biotecnología, las tecnologías de información y comunicaciones, las investigación sobre materiales, los procesos y productos químicos, el diseño y producción industrial, los recursos y tecnologías agroalimentarias, los recursos naturales y la socioeconomía. El desarrollo de instrumentación espacial queda contemplado como una de las acciones estratégicas incluidas en estas áreas sectoriales. El Plan Nacional de I+D debe contemplarse en su contexto europeo, que lo vincula directamente al Programa Marco de I+D y a los Fondos Estructurales. Así, uno de los objetivos macroeconómicos del plan consiste en el acercamiento del gasto en I+D a la media europea: se prevé un gasto del 1,2% del PIB en el año 2003, con un incremento lento y continuo. Otro de los objetivos es conseguir un esfuerzo privado superior al público, alcanzando el 52% de gasto privado en I+D en el año 2003.

Perspectivas españolas ante el V Programa Marco de I+D

Con una asignación de 14.960 millones de Euros, el V Programa Marco de I+D de la Unión Europea (1998-2000) supone un incremento de más de mil millones con respecto al IV Programa (1994-1998) que, a su vez, duplicaba los fondos destinados a su antecesor. España se encuentra entre los seis países comunitarios con mayor aportación a la financiación del IV Programa Marco, con un 6,5% del total (unos 195.000 millones de Euros), después de Alemania (28,7%, el mayor contribuyente), Francia (17,5%), Reino Unido (12,3%) e Italia (12,1%).

Como valoración global de la actuación de nuestro país en este contexto podemos decir que España se está comportando globalmente de manera satisfactoria en el IV Programa Marco de I+D, con un retorno medio acumulado desde el comienzo del IV Programa Marco del 6,3%, muy similar a la aportación realizada. Existen, no obstante, diferencias apreciables en los retornos obtenidos de unos programas específicos a otros. Si bien es importante conocer las cifras de retornos y analizar su relación con las aportaciones, es aún más importante determinar su calidad. Por calidad de retorno se entiende la mejora de la competitividad resultante o potenciada por la participación, la valoración de los resultados obtenidos por la participación en actuaciones futuras en la entidad participante y un incremento de la cooperación entre agentes a nivel nacional e internacional.

El V Programa Marco de I+D aparece en un momento histórico de crecimiento económico sostenido en España. Para la gran empresa no constituye un elemento clave de financiación para la realización de sus proyectos de I+D, pues está mucho más preocupada por su posicionamiento estratégico (alianzas tecnológicas estratégicas) y, además, la influencia de las filiales de compañías multinacionales en determinar la estrategia de I+D es menor. En cuanto a las PYME, su capacidad de trabajar a medio o largo plazo está limitada por la disponibilidad de recursos financieros y la necesidad de absorber tecnología, y su relación con las grandes empresas es menos estrecha.

Desde el punto de vista del sector público, un porcentaje significativo de los grupos de I+D públicos no han participado en el IV Programa Marco. Una temática alejada de sus intereses o experiencia previa, la disponibilidad de fondos suficientes en el sistema Ciencia-Tecnología-Empresa, la falta de experiencia en proyectos de I+D de carácter internacional y la dificultad de participación en consorcios con empresas españolas han sido algunas de las razones que explican su ausencia en el IV Programa Marco. Sin embargo y paradójicamente, los grupos de I+D públicos más competitivos de nuestro país están saturados.

No obstante, en general se puede decir que nuestro país se ha adaptado bien al IV Programa Marco. Las empresas y los centros de investigación españoles se han internacionalizado, la participación de los usuarios y de las PYME ha sido buena y, además, se ha contado con apoyo institucional organizado (CICYT). Ha habido, sin embargo, una serie de puntos débiles en la participación española en el IV Programa Marco: el porcentaje de participación en los consorcios ha sido reducido, ha habido dificultades para crear consorcios con fuerte presencia española, ha habido una escasa difusión y explotación de los resultados obtenidos y se ha producido una fortísima concentración regional.

En un contexto europeo en que el desempleo afecta a 18 millones de ciudadanos, el V Programa Marco de I+D pretende mejorar la calidad de vida, conseguir un desarrollo sostenible y un nivel de competencia creciente, así como la globalización de la actividad económica. Su aprobación supone a la vez un reto y una oportunidad para España. Un reto si nuestro país desea aprovechar en su beneficio los recursos económicos disponibles y obtener porcentajes de retorno similares a la aportación. Es una oportunidad si se quiere mejorar la competitividad a nivel internacional de las empresas y grupos de I+D españoles, establecer alianzas estratégicas en el futuro con instituciones de otros países e incrementar la sinergia con las actuaciones nacionales.

PYME

La pequeña empresa es una entidad independiente, creada para ser rentable, que no predomina en la industria a la que pertenece, cuya venta anual en valores no excede un determinado tope y el número de personas que la conforma no excede un determinado límite, y como toda empresa, tiene aspiraciones, realizaciones, bienes materiales y capacidades técnicas y financieras, todo lo cual, le permite dedicarse a la producción, transformación y/o prestación de servicios para satisfacer determinadas necesidades y deseos existentes en la sociedad"
La pequeña y mediana empresa (conocida también por el acrónimo PyME, actualmente sustantivizado como pyme)1 es una empresa con características distintivas, y tiene dimensiones con ciertos límites ocupacionales y financieros prefijados por los Estados o regiones. Las pymes son agentes con lógicas, culturas, intereses y un espíritu emprendedor específicos. Usualmente se ha visto también el término MiPyME (acrónimo de "micro, pequeña y mediana empresa"), que es una expansión del término original, en donde se incluye a la microempresa.

Importancia

Las pequeñas y medianas empresas cumplen un importante papel en la economía de todos los países. Los países de la OCDE suelen tener entre el 70% y el 90% de los empleados en este grupo de empresas.2 Las principales razones de su existencia son:
Pueden realizar productos individualizados en contraposición con las grandes empresas que se enfocan más a productos más estandarizados.
Sirven de tejido auxiliar a las grandes empresas. La mayor parte de las grandes empresas se valen de empresas subcontratadas menores para realizar servicios u operaciones que de estar incluidas en el tejido de la gran corporación redundaría en un aumento de coste.
Existen actividades productivas donde es más apropiado trabajar con empresas pequeñas, como por ejemplo el caso de las cooperativas agrícolas.


Ventajas e inconvenientes
La mayor ventaja de una pyme es su capacidad de cambiar rápidamente su estructura productiva en el caso de variar las necesidades de mercado, lo cual es mucho más difícil en una gran empresa, con un importante número de empleados y grandes sumas de capital invertido. Sin embargo el acceso a mercados tan específicos o a una cartera reducida de clientes aumenta el riesgo de quiebra de estas empresas, por lo que es importante que estas empresas amplíen su mercado o sus clientes.
Financiación. Las empresas pequeñas tienen más dificultad de encontrar financiación a un coste y plazo adecuados debido a su mayor riesgo. Para solucionar esto se recurren a las SGR y capital riesgo.
Empleo. Son empresas con mucha rigidez laboral y que tiene dificultades para encontrar mano de obra especializada. La formación previa del empleado es fundamental para éstas.
Tecnología. Debido al pequeño volumen de beneficios que presentan estas empresas no pueden dedicar fondos a la investigación, por lo que tienen que asociarse con universidades o con otras empresas.
Acceso a mercados internacionales. El menor tamaño complica su entrada en otros mercados. Desde las instituciones públicas se hacen esfuerzos para formar a las empresas en las culturas de otros países.

Unión Europea
Según la Recomendación de la Comisión Europea de la Unión Europea de 6 de mayo de 2003, basándose en la Carta de la Pequeña Empresa emitida en el Consejo Europeo de Santa María da Feira en junio de 2000, con entrada en vigor el 1 de enero de 2005, es la unidad económica con personalidad jurídica o física que reúna los siguientes requisitos

Mapa de regiones industriales


industrias de retroceso

Para el último año completo también se registra caída, que en este caso es de 2,08
por ciento. Durante la crisis del 99 las caídas anuales se acercaron al 16 por ciento.
En noviembre pasado las ventas también sufrieron una caída importante del orden del
14,77 por ciento,en comparación con el mismo mes del 2007, mientras que el
empletotal del sector manufacturero sin trilla de café se redujo 4,13 por ciento.
En el penúltimo mes del 2008, las actividades industriales que sobresalen por
su variación negativa frente a noviembre del 2007 fueron vehículos automotores
(2,7 por ciento), molinería y almidones (1,6 por ciento), prendas de vestir
(1,3 por ciento), sustancias químicas básicas (1,2 por ciento) y bebidas
(0,9 por ciento). Por su parte, los sectores que muestran contribuciones positivas no
llegan al uno por ciento de crecimiento, cada uno. Se destacan papel (0,3 por ciento),
carne y pescado (0,2 por ciento), actividades de edición (0,2 por ciento) y cerámica no
refractaria. Por períodos más largos hasta el mes en análisis, la reducción de la industria
manufacturera nacional también se evidencia. En los últimos doce meses, contados
entre diciembre del 2007 y noviembre del 2008, el Dane informó que la producción
real de la industria manufacturera tuvo un descenso de 2,08 por ciento. En ese período
que comprende los últimos doce meses hasta noviembre, las ventas tienen un descenso
de 1,95 por ciento, en tanto que el empleo vinculado al sector industrial sufrió un descenso
de 0,68 por ciento. En el comportamiento de este sector productivo en el año corrido
que va de enero a noviembre del 2008, el decrecimiento llegó al 3 por ciento, en materia
de producción. Por su parte, la venta de los industriales cayó 2,99 por ciento. En el caso
del empleo que generó la industria, sin tener en cuenta la trilla de café, el Dane informó
que lo que se presentó fue un descenso de 0,94 por ciento respecto al mismo período
del 2007.Para el último año completo también se registra caída, que en este caso es de
2,08 por ciento. Durante la crisis del 99 las caídas anuales se acercaron al 16 por ciento.
En noviembre.
pasado las ventas también sufrieron una caída importante del orden del 14,77 por ciento,
en comparación con el mismo mes del 2007, mientras que el empleo total del sector
manufacturero sin trilla de café se redujo 4,13 por ciento. En el penúltimo mes del 2008,
las actividades industriales que sobresalen por su variación negativa frente a noviembre
del 2007 fueron vehículos automotores (2,7 por ciento), molinería y almidones (1,6 por ciento)
, prendas de vestir (1,3 por ciento), sustancias químicas básicas (1,2 por ciento) y bebidas
(0,9 por ciento). Por su parte, los sectores que muestran contribuciones positivas no llegan
al uno por ciento de crecimiento, cada uno. Se destacan papel (0,3 por ciento), carne y
pescado (0,2 por ciento), actividades de edición (0,2 por ciento) y cerámica no refractaria.
Por períodos más largos hasta el mes en análisis, la reducción de la industria manufacturera
nacional también se evidencia. En los últimos doce meses, contados entre diciembre del
2007 y noviembre del 2008, el Dane informó que la producción real de la industria
manufacturera tuvo un descenso de 2,08 por ciento. En ese período que comprende los
últimos doce meses hasta noviembre, las ventas tienen un descenso de 1,95 por ciento,
en tanto que el empleo vinculado al sector industrial sufrió un descenso de 0,68 por ciento
. En el comportamiento de este sector productivo en el año corrido que va de enero a
noviembre del 2008, el decrecimiento llegó al 3 por ciento, en materia de producción.
Por su parte, la venta de los industriales cayó 2,99 por ciento. En el caso del empleo
que generó la industria, sin tener en cuenta la trilla de café, el Dane informó que lo que
se presentó fue un descenso de 0,94 por ciento respecto al mismo período del 2007.
El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) sostuvo ayer que el crecimiento
económico fue de 0.83% en el mes de octubre. De esta manera, acumuló en los primeros
diez meses del año un avance de 0.18%. En octubre la actividad Agropecuaria avanzó
0.27%, impulsada por el subsector Pecuario (4.57%), mientras el sector Pesca cayó
18.21% debido al resultado negativo de la Pesca Marítima (-19.88%). Por su parte,
la actividad Manufacturera retrocedió 6.51% debido a la caída de los subsectores
Fabril Primario (-12.13%) y Fabril No Primario (-5.53%). Finalmente, el sector
Construcción avanzó 10.74% mientras que Comercio cayó 0.22%.
En este panorama, la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) manifestó ayer que el
2009 fue un año negativo para la manufactura nacional, cerrando el año en un escenario
de reducción del consumo interno y de mercados externos que se contrajeron como
consecuencia de la crisisfinanciera internacional.
“Los estimados de inversión que fueron programados para un crecimiento de la
economía el año 2009 del orden del 6.5% tuvieron que ajustarse ante el nuevo
panorama marcado por caída de la producción, menor utilización de la capacidad
instalada, menor y contratación de trabajadores”, sostuvo el presidente de este gremio,
José Luis Olaechea.
En ese sentido, el gremio industrial sostuvo que al cierre de este año, el sector fabril
habrá experimentado una caída de 7.1%, mientras que la producción de Bienes de
Consumo caerá en 8.4%.
Por ello, los industriales manifestaron que para que esta situación se revierta en
2010 deben incrementarse los gastos en inversión de gobiernos regionales y locales
(reducidos en le presupuesto del 2010), además de haber un significativo aumento
de la inversión pública del Gobierno Central (electricidad, saneamiento, infraestructura).

industrias de retroceso

Para el último año completo también se registra caída, que en este caso es de 2,08
por ciento. Durante la crisis del 99 las caídas anuales se acercaron al 16 por ciento.
En noviembre pasado las ventas también sufrieron una caída importante del orden del
14,77 por ciento,en comparación con el mismo mes del 2007, mientras que el
empletotal del sector manufacturero sin trilla de café se redujo 4,13 por ciento.
En el penúltimo mes del 2008, las actividades industriales que sobresalen por
su variación negativa frente a noviembre del 2007 fueron vehículos automotores
(2,7 por ciento), molinería y almidones (1,6 por ciento), prendas de vestir
(1,3 por ciento), sustancias químicas básicas (1,2 por ciento) y bebidas
(0,9 por ciento). Por su parte, los sectores que muestran contribuciones positivas no
llegan al uno por ciento de crecimiento, cada uno. Se destacan papel (0,3 por ciento),
carne y pescado (0,2 por ciento), actividades de edición (0,2 por ciento) y cerámica no
refractaria. Por períodos más largos hasta el mes en análisis, la reducción de la industria
manufacturera nacional también se evidencia. En los últimos doce meses, contados
entre diciembre del 2007 y noviembre del 2008, el Dane informó que la producción
real de la industria manufacturera tuvo un descenso de 2,08 por ciento. En ese período
que comprende los últimos doce meses hasta noviembre, las ventas tienen un descenso
de 1,95 por ciento, en tanto que el empleo vinculado al sector industrial sufrió un descenso
de 0,68 por ciento. En el comportamiento de este sector productivo en el año corrido
que va de enero a noviembre del 2008, el decrecimiento llegó al 3 por ciento, en materia
de producción. Por su parte, la venta de los industriales cayó 2,99 por ciento. En el caso
del empleo que generó la industria, sin tener en cuenta la trilla de café, el Dane informó
que lo que se presentó fue un descenso de 0,94 por ciento respecto al mismo período
del 2007.Para el último año completo también se registra caída, que en este caso es de
2,08 por ciento. Durante la crisis del 99 las caídas anuales se acercaron al 16 por ciento.
En noviembre.
pasado las ventas también sufrieron una caída importante del orden del 14,77 por ciento,
en comparación con el mismo mes del 2007, mientras que el empleo total del sector
manufacturero sin trilla de café se redujo 4,13 por ciento. En el penúltimo mes del 2008,
las actividades industriales que sobresalen por su variación negativa frente a noviembre
del 2007 fueron vehículos automotores (2,7 por ciento), molinería y almidones (1,6 por ciento)
, prendas de vestir (1,3 por ciento), sustancias químicas básicas (1,2 por ciento) y bebidas
(0,9 por ciento). Por su parte, los sectores que muestran contribuciones positivas no llegan
al uno por ciento de crecimiento, cada uno. Se destacan papel (0,3 por ciento), carne y
pescado (0,2 por ciento), actividades de edición (0,2 por ciento) y cerámica no refractaria.
Por períodos más largos hasta el mes en análisis, la reducción de la industria manufacturera
nacional también se evidencia. En los últimos doce meses, contados entre diciembre del
2007 y noviembre del 2008, el Dane informó que la producción real de la industria
manufacturera tuvo un descenso de 2,08 por ciento. En ese período que comprende los
últimos doce meses hasta noviembre, las ventas tienen un descenso de 1,95 por ciento,
en tanto que el empleo vinculado al sector industrial sufrió un descenso de 0,68 por ciento
. En el comportamiento de este sector productivo en el año corrido que va de enero a
noviembre del 2008, el decrecimiento llegó al 3 por ciento, en materia de producción.
Por su parte, la venta de los industriales cayó 2,99 por ciento. En el caso del empleo
que generó la industria, sin tener en cuenta la trilla de café, el Dane informó que lo que
se presentó fue un descenso de 0,94 por ciento respecto al mismo período del 2007.
El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) sostuvo ayer que el crecimiento
económico fue de 0.83% en el mes de octubre. De esta manera, acumuló en los primeros
diez meses del año un avance de 0.18%. En octubre la actividad Agropecuaria avanzó
0.27%, impulsada por el subsector Pecuario (4.57%), mientras el sector Pesca cayó
18.21% debido al resultado negativo de la Pesca Marítima (-19.88%). Por su parte,
la actividad Manufacturera retrocedió 6.51% debido a la caída de los subsectores
Fabril Primario (-12.13%) y Fabril No Primario (-5.53%). Finalmente, el sector
Construcción avanzó 10.74% mientras que Comercio cayó 0.22%.
En este panorama, la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) manifestó ayer que el
2009 fue un año negativo para la manufactura nacional, cerrando el año en un escenario
de reducción del consumo interno y de mercados externos que se contrajeron como
consecuencia de la crisisfinanciera internacional.
“Los estimados de inversión que fueron programados para un crecimiento de la
economía el año 2009 del orden del 6.5% tuvieron que ajustarse ante el nuevo
panorama marcado por caída de la producción, menor utilización de la capacidad
instalada, menor y contratación de trabajadores”, sostuvo el presidente de este gremio,
José Luis Olaechea.
En ese sentido, el gremio industrial sostuvo que al cierre de este año, el sector fabril
habrá experimentado una caída de 7.1%, mientras que la producción de Bienes de
Consumo caerá en 8.4%.
Por ello, los industriales manifestaron que para que esta situación se revierta en
2010 deben incrementarse los gastos en inversión de gobiernos regionales y locales
(reducidos en le presupuesto del 2010), además de haber un significativo aumento
de la inversión pública del Gobierno Central (electricidad, saneamiento, infraestructura).

Factores de localización



Existen diferentes factores que influyen en la decisión empresarial de instalarse en un lugar o trasladarse a otro. Su estudio ayuda a entender los mapas industriales, es decir, la acumulación de empresas en ciertos territorios frente a su escasez en otros.

Antes de decidir la localización más conveniente, las empresas valoran esos factores en función de sus necesidades y del deseo de ahorrar costes y, en consecuencia, de aumentar los beneficios.

Estos factores, cuyo peso ha ido cambiando con el paso del tiempo, son fundamentalmente los siguientes:

La existencia de recursos naturales. Fue un factor de localización decisivo en el pasado, cuando el coste del transporte era muy elevado, y los medios y la red, insuficientes. Las primeras fábricas se situaban junto a las minas, para estar cerca de las fuentes de materias primas y energía. Hoy, las materias primas y los recursos energéticos, como el petróleo, la electricidad o el gas natural, se transportan a largas distancias en grandes cantidades. Solo las industrias que necesitan mucha energía optan por situarse cerca de plantas hidroeléctricas y en torno a los grandes puertos.
El transporte y las comunicaciones. Normalmente, las empresas se sitúan en lugares bien comunicados, pues esto facilita la llegada de materias primas, el traslado de empleados y clientes y la salida de sus productos. Tener un buen transporte es fundamental, sobre todo para las industrias que desplazan un gran volumen de mercancías pesadas o perecederas. Pero los actuales medios de transporte son rápidos, tienen gran capacidad de carga y son baratos, lo que ha favorecido la creación de fábricas en lugares en los que no existían antiguamente.
La disponibilidad, cualificación y coste de la mano de obra. Cuando se necesita abundante mano de obra poco cualificada, a menudo las grandes empresas de los países desarrollados instalan parte de sus procesos industriales en áreas del Tercer Mundo, donde los salarios son más bajos y no hay una tradición sindical. A este fenómeno se le denomina deslocalización. Si, por el contrario, la industria exige una mano de obra cualificada, se establece en las inmediaciones de las grandes ciudades de los países desarrollados.
La proximidad de otras industrias similares. Algunas industrias mantienen su emplazamiento tradicional porque se benefician de las infraestructuras y servicios existentes, así como de la presencia de otras industrias similares o complementarias; de este modo, pueden compartir con ellas algunos servicios o subcontratar ciertos procesos industriales. La aglomeración de empresas es muy valorada, por ejemplo, para las industrias que fabrican piezas o realizan tareas que venden a otras, lo que origina la formación de redes de empresas que trabajan de forma coordinada y benefician a todos los participantes.
La cercanía de los mercados de venta, es decir, de las regiones más densamente pobladas. Constituye un factor importante para las industrias que utilizan materias primas poco voluminosas o ya transformadas (chapa de acero, piezas mecánicas, papel, componentes electrónicos...), y también para las que fabrican bienes de consumo para la población (muebles, automóviles, electrodomésticos o libros), que normalmente se sitúan en la periferia de las grandes ciudades, donde hay más consumidores.
Factores políticos. Las ayudas públicas, las ventajas fiscales, la legislación laboral y medioambiental más o menos permisiva, la estabilidad política y la receptividad a las inversiones extranjeras explican también la localización de muchas industrias.
La calidad del medio ambiente. Un clima y un paisaje agradables, la estabilidad social, etc.
Los factores personales. La localización de muchas industrias, sobre todo las que tienen un origen personal o familiar, depende también de las preferencias del empresario. Sin embargo, el criterio personal suele tener en cuenta los factores generales.
Los factores que inciden en la localización industrial han variado a lo largo del tiempo debido a los cambios tecnológicos y de organización empresarial. En la actualidad son, ante todo, de carácter económico (la abundancia de recursos naturales, la disponibilidad de mano de obra, la proximidad a los mercados, la buena comunicación, etc.), pero también han adquirido importancia aspectos como el conocimiento directo del territorio, la calidad del medio ambiente o la percepción del empresario.

Energía contaminantes y no contaminantes

Energías Limpias.

Energías limpias: La mayoría de energías limpias son renovables, obtenidas de fuentes naturales inagotables, como la solar (del sol) del aire(eólica), de saltos de agua(eléctrica)...etc., caracterizadas por no incrementar el efecto invernadero ni producir residuos tóxicos ni radiactivos:

Eólica: Es la energía que se obtiene a través del aire por medio de una especie de artefactos con aspas que rotan sobre su eje.

Saltos de agua (eléctrica): Es la energía obtenida en los embalses de agua por el mero hecho de aprovechar la energía cinética del agua por medio de unas turbinas.

Solar: Energía obtenida a través de unos paneles que recogen la energía solar (luz y calor) y la envían a un receptor que la convierte en energía eléctrica.

Opinión pers. - Creo que son unas fuentes muy buenas, sobre todo la eólica, que me gusta que la usen y que va creciendo cada año más. No puedo olvidarme de la eléctrica que creo que también se debe de utilizar, sustituyendo por ejemplo al petróleo u otras no renovables.

Energías Contaminantes. Efectos que produce.

Contaminación: Acción y efecto de contaminar o contaminarse. Pérdida de la pureza de alguna cosa por mezcla o contacto.

Presencia indeseada de sustancias o materiales sólidos, líquidos o gaseosos en un medio, que lleva a su degradación. Acústica Contaminación producida por cualquier sonido molesto que , según el nivel en que se emita, puede tener consecuencias negativas para los seres vivos, el medio ambiente o el entorno físico. Radiactiva. Presencia no deseada de un material radiactivo en un lugar donde puede ser nocivo para los seres vivos. Atmosférica. Presencia de subproductos de la actividad humana en la atmósfera, que provoca un desequilibrio en los ecosistemas naturales

Estos tipos de contaminación dan lugar a:

Efecto invernadero: Fenómeno que consiste en la retención de la energía solar en la atmósfera como consecuencia de la absorción selectiva de la radiación que recibe. La parte de energía solar correspondiente a la radiación de longitud de onda corta no es absorbida por los gases de la atmósfera, por lo que llega hasta le suelo donde contribuye a elevar la temperatura. El suelo, a su vez emite una radiación de longitud de onda larga que, después de ser absorbida por el vapor de agua el anhídrido carbónico del aire, regresa a la tierra. Los gases atmosféricos actúan, pues, como las paredes de un invernadero, que sólo permiten el paso de la radiación visible y de la ultravioleta, pero retienen la radiación infrarroja emitida por el suelo con lo que la temperatura en su interior es superior a la temperatura del medio que los rodea.

Marea negra Capa de petróleo que , escapada por accidente de un navío, flota en la superficie del mar o de un curso de agua ocasionando graves daños en el ecosistema marino o el del curso de agua.

Lluvia ácida: Lluvia contaminada a causa del elevado contenido de compuestos de azufre en el aire, procedentes de combustibles. Este fenómeno interviene en la destrucción de monumentos antiguos de piedra.

Residuos Radiactivos. Sustancias inutilizables de mediana o elevada radioactividad, que resultan de la fabricación, transformación o manipulo de productos radiactivos y que, por su elevada peligrosidad contaminante, requieren ser neutralizadas de máxima seguridad.

Smog fotoquímico. En inglés smog es la contracción de niebla y humo. Es un subproducto de la evolución industrial que nace de una mezcla de gases y partículas de combustión con predominio de SOx que facilita la condensación del aire en niebla.

Algunas energías combustibles que contaminan.

PetróleoEs el líquido natural inflamable y oleaginoso de color negro y olor característico más ligero que el agua. Al producirse una combustión con él, desprende algunos gases tóxicos CONTAMINANTES, y CO2.Es una energía no renovable.

Carbón Combustible sólido de origen vegetal de color negro, que contiene una importante proporción de CARBONO. ES CONTAMINTE. Se subdivide en carbón vegetal y carbón mineral. Es una energía no renovable.

Gases clorofluorocarbónicos Grupo de compuestos que componen algunos aerosoles. Su acumulación en la alta atmósfera contribuye a la destrucción de la capa de ozono.

¿Qué se puede hacer para evitar toda esta contaminación? Utilizar y fomentar más otras energías renovables y no contaminantes. Utilizar las energías limpias.

Energía Alternativa.

Genéricamente, se denomina energía alternativa, o más propiamente fuentes de energía alternativas, a aquellas fuentes de energía planteadas como alternativa a las tradicionales o clásicas.1 No obstante, no existe consenso respecto a qué tecnologías están englobadas en este concepto, y la definición de "energía alternativa" difiere según los distintos autores: en las definiciones más restrictivas, energía alternativa sería equivalente al concepto de energía renovable o energía verde, mientras que las definiciones más amplias consideran energías alternativas a todas las fuentes de energía que no implican la quema de combustibles fósiles (carbón, gas y petróleo); en estas definiciones, además de las renovables, están incluidas la energía nuclear o incluso la hidroeléctrica.2
Los combustibles fósiles han sido la fuente de energía empleada durante la revolución industrial, pero en la actualidad presentan fundamentalmente dos problemas: por un lado son recursos finitos, y se prevé el agotamiento de las reservas —especialmente de petróleo— en plazos más o menos cercanos, en función de los distintos estudios publicados. Por otra parte, la quema de estos combustibles libera a la atmósfera grandes cantidades de CO2, que ha sido acusado de ser la causa principal del calentamiento global. Por estos motivos, se estudian distintas opciones para sustituir la quema de combustibles fósiles por otras fuentes de energía carentes de estos problemas.
Las energías alternativas se dividen en dos grandes grupos:
Fuentes de energía renovables (eólica, solar, biomasa, etc.)
Energía nuclear
No todos coinciden en clasificar la energía nuclear dentro de las energías alternativas, pues al igual que los combustibles fósiles, se trata de un recurso finito, y además presenta problemas medioambientales importantes, como la gestión de los residuos radiactivos o la posibilidad de un accidente nuclear. Sin embargo, la reducida emisión de CO2 de esta tecnología, y la todavía insuficiente capacidad de las energías renovables para sustituir completamente a los combustibles fósiles, hacen de la energía nuclear una alternativa sujeta a fuerte polémica.

jueves, 9 de junio de 2011

FUENTES DE ENERGIA.

Las fuentes de energía son elaboraciones naturales más o menos complejas de las que el ser humano puede extraer energía para realizar un determinado trabajo u obtener alguna utilidad. Por ejemplo el viento, el agua, el sol,entre otros...
Desde la prehistoria, cuando la humanidad descubrió el fuego para calentarse y asar los alimentos, pasando por la Edad Media en la que construía molinos de viento para moler el trigo, hasta la época moderna en la que se puede obtener energía eléctrica fisionando el átomo, el hombre ha buscado incesantemente fuentes de energía de las que sacar algún provecho para nuestros días, que han sido los combustibles fósiles; por un lado el carbón para alimentar las máquinas de vapor industriales y de tracción ferrocarril así como los hogares, y por otro, el petróleo y sus derivados en la industria y el transporte (principalmente el automóvil), si bien éstas convivieron con aprovechamientos a menor escala de la energía eólica, hidráulica y la biomasa. Dicho modelo de desarrollo, sin embargo, está abocado al agotamiento de los recursos fósiles, sin posible reposición, pues serían necesarios períodos de millones de años para su formación.
La búsqueda de fuentes de energía inagotables y el intento de los países industrializados de fortalecer sus economías nacionales reduciendo su dependencia de los combustibles fósiles, concentrados en territorios extranjeros tras la explotación y casi agotamiento de los recursos propios, les llevó a la adopción de la energía nuclear y en aquellos con suficientes recursos hídricos, al aprovechamiento hidráulico intensivo de sus cursos de agua.
A finales del siglo XX se comenzó a cuestionar el modelo energético imperante por dos motivos:
Los problemas medioambientales suscitados por la combustión de combustibles fósiles, como los episodios de esmog de grandes urbes como Londres o Los Ángeles, o el calentamiento global del planeta.
Los riesgos del uso de la energía nuclear, puestos de manifiesto en accidentes como Chernóbil.
Las energías limpias son aquellas que reducen drásticamente los impactos ambientales producidos, entre las que cabe citar el aprovechamiento de:
La energía solar, el sol produce luz y calor. Todos los seres vivos necesitan luz solar para vivir. Y en la actualidad se utiliza la luz y el calor del sol para producir energía eléctrica, sobre todo en las viviendas.
La energía eólica, antiguamente se usaba para mover los objetos, por ejemplo, los barcos de vela. Actualmente lo utilizamos para producir electricidad. En las centrales eólicas el viento mueve las aspas de los molinos y este movimiento se transforma en electricidad.
Los ríos y corrientes de agua dulce: energía hidráulica
Los mares y océanos: energía mareomotriz
El calor de la Tierra : energía geotérmica
La energía del núcleo de los átomos radioactivos: energía nuclear
La materia orgánica: biomasa
Los combustibles: energía química, los combustibles son materiales que pueden arder. La leña, el carbón y el gas natural son combustibles. Estos poseen energía química: cuando arden se desprenden energía luminosa y calorífica. Esta energía puede transformarse en movimiento cuando los combustibles se utilizan por el funcionamiento de un motor.
Todas ellas renovables, excepto la energía nuclear, por ser su combustible principal, el uranio, un mineral.
Con respecto a las llamadas energías alternativas (eólica, solar, hidráulica, biomasa, mareomotriz y geotérmica), cabe señalar que su explotación a escala industrial, es fuertemente contestada incluso por grupos ecologistas, dado que los impactos medioambientales de estas instalaciones y las líneas de distribución de energía eléctrica que precisan pueden llegar a ser importantes, especialmente, si como ocurre con frecuencia (caso de la energía eólica) se ocupan espacios naturales que habían permanecido ajenos al hombre.
Las fuentes de energía pueden ser renovables y no renovables. Las renovables, como el Sol, permiten una explotación ilimitada, ya que la naturaleza las renueva constantemente. Las no renovables como el carbón, aprovechan recursos naturales cuyas reservas disminuyen con la explotación, lo que las convierte en fuentes de energía con poco futuro, ya que sus reservas se están viendo reducidas drásticamente.
Clasificación de las fuentes de energía

Las fuentes de energía se clasifican en:
Renovables: Pueden utilizarse de manera continuada para producir energía, bien porque
se regeneran fácilmente (biomasa) o porque son una fuente inagotable (solar)
No renovables: Una vez utilizadas tardan muchísimo tiempo en regenerarse.
Las fuentes de energía se pueden dividir en dos grandes subgrupos: permanentes (renovables) y temporales (agotables). En principio, las fuentes permanentes son las que tienen origen solar. Aun así, el concepto de renovabilidad depende de la escala de tiempo que se utilice y el ritmo de uso de los recursos. Así pues, los combustibles fósiles se consideran fuentes no renovables ya que la tasa de utilización es muy superior al ritmo de formación del propio recurso.

GLOBALICACIÓN.

INTRODUCCIÓN:



La Globalización es un término cada día más de actualidad pero:

¿ Qué es?

¿ Qué repercusión tiene en nuestras vidas?

¿ A quién beneficia?

¿ A quién perjudica?

Se trata de un campo muy amplio de gran interés para comprender qué está pasando ahora en el mundo.

TAREAS Y PROCESO:

Haciendo uso de la información obtenida en Internet, deberéis recopilar todos los datos, informaciones y estadísticas y analizarlos para realizar el trabajo siguiente:

1.- Por separado cada uno hará un trabajo en Word, de tres a cinco folios dando respuesta a las siguientes preguntas:

a) Definición de Globalización.

b) Instituciones del proceso de Globalización.

c) Aspectos positivos de la Globalización.

d) Aspectos negativos de la Globalización.

e) Breve opinión personal sobre la Globalización.

Además, como autoevaluación, deberás responder y decir en que página web, has encontrado la respuesta a las siguientes preguntas:

1.- ¿Qué es la tasa Tobin?

2.- Según el Acuerdo Multimedia de Inversiones, ¿Qué es Inversión?

3.- ¿Qué es la OMC?

4.- ¿Qué significa UNTAD?

5.- ¿Quién es Jeffrey D.Sachs?

2.- Una vez presentado el trabajo, corregido y evaluado, y habiendo sacado una nota satisfactoria harán tres grupos para debatir el tema, de la siguiente manera:

a) El primer grupo defenderá la postura a favor sobre la Globalización.

b) El segundo grupo defenderá la postura en contra de la Globalización.

c) El tercer grupo actuará de moderador y tomará notas sobre el debate.

3.- Finalizado el debate, el tercer grupo presentará las conclusiones finales, en función del desarrollo del debate.

RECURSOS:

Para la definición de Globalización acude a las siguientes direcciones:

http://www.el-mundo.es/especiales/2001/07/sociedad/globalizacion/globalizacion.html

http://www.geocities.com/la_cou/global/global.html

http://lnweb18.worldbank.org/External/lac/lac.nsf/33340524da5477d5852567d6006ab9ba/d14805 9f1df6c84a852569180062b3b1?OpenDocument

Para las Instituciones del proceso de Globalización acude a las siguientes direcciones:

http://www.geocities.com/la_cou/global/AMI.html

http://www.wto.org/indexsp.htm

http://www.unctad.org/sp/sphome.htm

Para los aspectos positivos y negativos sobre la Globalización acude a las siguientes direcciones:

http://lnweb18.worldbank.org/External/lac/lac.nsf/265a7fff47916d7d852567e4004ce191/60ae069 3341370258525691800648a70?OpenDocument

http://lnweb18.worldbank.org/External/lac/lac.nsf/265a7fff47916d7d852567e4004ce191/8987ce7f fd9b176585256918006af37c?OpenDocument

http://lnweb18.worldbank.org/External/lac/lac.nsf/265a7fff47916d7d852567e4004ce191/e08170a 363ee9a4d85256918006bdb15?OpenDocument

http://www.globalizacion.org/

http://www.globalizacion.org/biblioteca/SachsBuenasMalasGlobal.htm

martes, 15 de febrero de 2011

Energias Renovables y NO Renovables

Energía renovable en España
Contenido:
1 Historia
2 Cobertura de demanda
2.1 Cobertura de demanda de energía primaria
2.2 Cobertura de demanda eléctrica
2.3 Producción de energía eléctrica por tecnología y Comunidad
3 Importancia económica del sector
3.1 I+D+i
3.2 Productividad
3.3 Coste de las energías renovables
4 Energía hidráulica
5 Energía eólica
5.1 Cobertura de la demanda
6 Energía solar
7 Biomasa
7.1 Madera
7.2 Biocombustibles
8 Energía Geotérmica
9 Tarifas
9.1 Solar
10 Paridad
11 Regulación
11.1 Certificados de origen
11.2 Técnico Superior en Eficiencia Energética
12 Comercialización
13 Contexto europeo
14 Notas
15 Referencias
16 Véase también
17 Enlaces externos
17.1 Asociaciones
17.2 Interacción con el vehículo eléctrico

La energía renovable en España tradicionalmente ha tenido un peso pequeño en relación a la demanda de energía primaria y de generación eléctrica, principalmente representadas por la energía hidráulica. Sin embargo, desde el final del siglo XX ha sido fuertemente impulsada desde los diferentes Gobiernos. Así, el Plan de Fomento de las Energías Renovables (2000-2010) tiene como objetivo para 2010 generar el 30 % de la electricidad a partir de fuentes de energía renovable —proviniendo la mitad de esta cantidad de la energía eólica—, el 12 % de la energía primaria y el 5.75 % con biocarburantes. En 2009, el 28 % del total de la demanda eléctrica se cubrió a partir de fuentes de energía renovable, estando más lejos del cumplimiento del 12 % de energía primaria (9.4 % en 2009).[1]
Así, con los datos de 2009, el sector renovable se situaba junto a las centrales de ciclo combinado (29 %)[2] como principal fuente de generación eléctrica del país.

La aportación del sector renovable a la economía española ha sido estimada en torno al 0.67 % del PIB y de dar empleo a entre unas 120.000[3] y 200.000 personas[4] en 2008, estando caracterizadas por una gran inversión en investigación y desarrollo y con una productividad elevada.

Destaca la importancia de la Energía eólica, habiendo cubierto durante el año 2009 el 13,8 % de la demanda eléctrica,[2] siendo así el tercer país en el mundo en cuanto a potencia instalada, por detrás de Alemania y EEUU. No obstante, se trata del segundo en cuanto a la tasa de penetración en el mercado (tras Dinamarca). Además, desde el 2009 se trata asimismo de la tercera fuente de energía eléctrica del país.[5]

España está entre las cinco principales naciones inversoras en energías renovables en el ámbito internacional y su mercado fotovoltaico fue el que más creció en todo el mundo en 2007, de manera que en España están dos de las tres principales plantas fotovoltaicas del planeta.[6]

En 2005 España se convirtió en el primer país del mundo en requerir la instalación de placas solares en edificios nuevos y el segundo del mundo (tras Israel) en requerir la instalación de sistemas de agua caliente solar.[7]

Según los informes de Greenpeace,[8] la energía solar podría abastecer siete veces la demanda eléctrica que tendría la península en 2050. Además, todas las previsiones apuntan a que para mediados de la década de 2010 será más barata la electricidad producida en los paneles solares ubicados en España que lo que tendrá que pagar el consumidor doméstico por comprar electricidad de la red (sobrepasamiento de la paridad con la electricidad procedente de combustibles fósiles).

Historia
Véase también: Energía en España#Historia
Cobertura de demanda
Artículo principal: Energía en España
Cobertura de demanda de energía primaria
Según el Plan de Fomento de las Energías Renovables (2000-2010), el objetivo para el el año 2010 era la cobertura del 12% de la demanda de energía primaria mediante fuentes renovables. Como se ve en la gráfica,[1] la participación de las energías renovables en los últimos años de los 90 y primeros de los 2000 aún dependían fuertemente de la energía hidráulica (en función de si el año resultaba lluvioso o no), pero progresivamente aumenta su participación con el desarrollo de las otras tecnologías renovables:




Contribución de cada tecnología renovable al consumo de energía primaria en España en 2009, que en conjunto supuso el 9,4 % Cobertura de demanda eléctrica
Véase también: Energía eléctrica en España
Según el Plan de Fomento de las Energías Renovables (2000-2010), el objetivo para el el año 2010 era la cobertura del 29,4% de la demanda de energía eléctrica mediante fuentes renovables. Como se observaba también en la gráfica referente a la energía primaria, se observa una dependencia de la energía hidráulica en disminución a medida que aumenta la participación de otras energías renovables en la gráfica[2] de la cobertura de la demanda eléctrica:[a]




Contribución de cada tecnología renovable a la generación de electricidad renovable en España en 2009.[editar] Producción de energía eléctrica por tecnología y Comunidad
Electricidad Renovable en España (GWh, datos de 2008)[9] Comunidad Autónoma Hidráulica Eólica Solar Biomasa Residuos sólidos Total Generación Renovable Total Demanda Eléctrica % Renovables respecto a la Demanda Total de Electricidad
Castilla y León 5657 5449 310 234 55 11705 14120 82.9%
Aragón 3333 4010 78 111 49 7581 11168 67.8%
Castilla-La Mancha 659 6501 790 171 0 8121 12038 67.4%
Galicia 5506 6705 8 226 287 12732 20003 63.6%
La Rioja 129 949 43 5 1 1128 1945 57.9%
Navarra 499 2304 168 253 0 3224 5511 58.5%
Extremadura 1295 0 347 0 0 1642 4900 33.5%
Asturias 1608 551 0 214 390 2763 12153 22.7%
Cantabria 744 21 1 12 76 854 4868 17.5%
Andalucía 803 2481 425 896 35 4640 40174 11.5%
Cataluña 3958 643 141 92 266 5100 47421 10.7%
Comunidad Valenciana 1099 1139 200 23 2 2463 27805 8.8%
Región de Murcia 75 290 256 16 0 637 8706 7.3%
Canarias 2 379 63 0 229 673 9326 7.2%
País Vasco 389 348 15 119 481 1352 20895 6.4%
Baleares 0 5 28 0 134 167 6122 2.7%
Ceuta y Melilla 0 0 0 0 9 9 415 2.1%
Comunidad de Madrid 90 0 28 65 291 474 31823 1.5%
ESPAÑA 25845 31777 2903 2437 2306 65268 279392 23.4%

Importancia económica del sector
La aportación del sector renovable a la economía española ha sido estimada en torno al 0.67 % del PIB y de dar empleo a entre unas 120.000[3] y 200.000 personas[4] -dependiendo del estudio- en 2008.

En ese mismo año las exportaciones asociadas a las energías renovables ascendieron hasta los 3.863 millones de euros. Descontadas las importaciones, las exportaciones netas significaron más de 1.227 millones de euros. Asimismo, las energías renovables sustituyeron 40.700 GWh de producción de electricidad con combustibles fósiles, lo que supone el 13,4% de la electricidad total generada en España. En términos de dependencia energética, el sector de renovables evitó que se importaran más de 10 millones de toneladas equivalentes de petróleo.[3]

En el año 2009 las empresas españolas encabezaron la instalación de plantas eólicas en el extranjero, teniendo instalados 8.000 MW en 17 países.[10]

I+D+i
El de las energías renovables es un sector en crecimiento e innovador como lo demuestra el esfuerzo que dedica en el campo del I+D+i con respecto a su volumen de negocio. Sólo en 2008, el sector dedicó a esta actividad el 6,6% del PIB sectorial, cifra 5 veces superior a la media nacional (1,3%).[3]

Productividad
El sector de las energías renovables es muy intensivo en mano de obra, por lo que genera más empleo que la media del sector de la energía por unidad de PIB creada. Además, los trabajadores del sector español de renovables alcanzan, de media, un 31 % más de productividad que los del conjunto de la economía.[3]

Coste de las energías renovables
Las energías renovables están subvencionadas mediante primas[11] pues debido a su estado de desarrollo incipiente el coste de generación es superior al de las energías tradicionales. El objetivo es que al mejorar las tecnologías renovables su coste se equipare en los próximos años. Así, durante el año 2008 las primas a las renovables ascendieron a un total de 2.605 millones de euros.[12]

Sin embargo, debido a la utilización de recursos autóctonos, este sector produce ahorros significativos al no importar combustibles fósiles o nucleares (2.725 millones de euros en 2008), y en el mercado mayorista de la electricidad (por la prioridad de este tipo de energías frente a las convencionales, 4.919 millones de euros en 2008).[12]

Energía hidráulica

Presa de Aldeadávila.Véase también: Energía hidroeléctrica
España se encuentra en la línea de otros países de la OCDE respecto a la producción de energía eléctrica, siendo el 18,5% de esta energía de origen hidráulico. La evolución de la energía hidroeléctrica en España en las últimas décadas ha sido siempre creciente aunque la participación de ésta en el total de eléctrica producida ha ido disminuyendo (92% en 1940 vs 18% en 2001) Esto se debe al incremento de la producción de energía termal y nuclear de los últimos 50 y 30 años respectivamente. La potencia instalada en España en 2008 fue de 18.451 MW.[13]

La central de producción hidráulica con mayor potencia instalada es la de Aldeadávila en el Río Duero (Salamanca) con 1140 MW, seguido por el embalse José María de Oriol en el Río Tajo (provincia de Cáceres) con un 915 MW. Otros embalses de capacidad por encima de los 500 MW son el de Cortés-La Muela en el Júcar (Valencia), Villarino en el Tormes (Salamanca) o Saucelle en el Duero (Salamanca).[14]

[editar] Energía eólica
Artículo principal: Energía eólica en España

Aerogenerador eólico.
España es líder mundial en energía eólica debido a su tasa de penetración en el mercado eléctrico, tan sólo superada por Dinamarca.A 31 de diciembre de 2009 la capacidad de energía eólica era de 18.263 MW (18,5 % de la capacidad del sistema eléctrico nacional), cubriendo durante ese año el 13 % de la demanda eléctrica.[2] siendo así el tercer país en el mundo en cuanto a potencia instalada, por detrás de Alemania y EEUU, aunque el primero en cuanto a penetración en el mercado. Además, desde el 2009 se trata asimismo de la tercera fuente de energía tras superar a la generada mediante carbón.[5]

Cobertura de la demanda
La penetración de la eólica en la cobertura de la demanda eléctrica ha sido constante:[2]



Cabe señalar que durante el año 2009 la generación de energía de origen eólico fue superior a la del carbón (con un 13.8 % frente a un 12 % de ésta última),[5] convirtiéndose así en la tercera fuente de energía por detrás del ciclo combinado y la nuclear.

El día 9 de noviembre de 2010 se produjo el máximo histórico de producción instántanea con 14.962 MW a las 14:46 lo cual supuso el 46,65% de la generación eléctrica instantánea. Asimismo se produjo ese día el máximo de producción horaria con 14.752 MWh entre las 14 y las 15 horas y de producción diaria con 315.258 MWh.[15] Esta es una potencia superior (casi el doble) a la capacidad de generación de las seis centrales nucleares que hay en España (7.742,32 MW) que suman 8 reactores.

Véase también: Energía eólica en España#Fechas históricas
En cuanto a la generación de energía eólica instantánea, REE dispone de una aplicación para visualizar la producción eólica en tiempo real y un archivo histórico.[16]

Energía solar
Artículo principal: Energía solar en España
Véanse también: Energía solar térmica y Energía solar fotovoltaica
Desde finales de los años 2000, la potencia instalada solar ha aumentado hasta alcanzar los 3.479 MW en 2009 y cubrir el 2,6 % de la demanda de energía eléctrica ese mismo año (según datos provisionales de REE). [2]



Biomasa
Artículo principal: Biomasa
Véase también: Algacultura
Madera
Artículo principal: Madera
Biocombustibles
Véanse también: Biogás y Biodiesel
Los biocombustibles están regulados por la Orden ITC/2877/2008, de 9 de octubre, por la que se establece un mecanismo de fomento del uso de biocarburantes y otros combustibles renovables con fines de transporte.

La ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, dentro del presupuesto extraordinario de 490 millones de euros que su departamento destinará a inversiones del PlanE (Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo), 23 millones tendrán como objetivo la construcción de dos centros de investigación, uno en cultivos energéticos no alimentarios y otro de algas para la captación de CO2 y producción de biocarburantes.[17]

Biocombustibles[18]
Consumo 2005 (GWh) Consumo 2006 (GWh) Consumo 2007 (GWh)
Country Total Total Biodiésel Bioetanol Total Biodiésel Bioetanol
España 1,583 1,961 629 1,332 4,341 3,031 1,310
UE 34,796 65,148 47,380 10,138 89,482 67,154 13,563

Energía Geotérmica
El sector de la geotermia podría aportar más de 1.700 MW al sistema energético español en 2020.[19] Así, se estima que se podrían instalar hasta 1050 MW eléctricos y 750 MW térmicos si se acometiesen las medidas de estímulo para el desarrollo del sector.

España cuenta con potencial de desarrollo de sistemas de alta temperatura en las Islas Canarias, asociados al fenómeno del volcanismo activo; sistemas de media temperatura asociados a acuíferos profundos en amplias zonas de la Península Ibérica. Aparte de estos recursos de alta y media temperatura susceptibles de generar energía eléctrica, España cuenta con amplios recursos de baja temperatura que pueden ser utilizados como calor directo que alimente sistemas de calefacción y refrigeración y procesos industriales para conseguir un aprovechamiento de la energía muy eficiente.[19]

Tarifas
Solar
Según los datos que maneja la Asociación de la Industria Fotovoltaica (ASIF), las instalaciones de suelo de Portugal reciben como mínimo 35 céntimos por kWh, mientras que el mínimo en Italia es de 35,28 céntimos, en Israel de 40 céntimos, en Grecia de 40,28 céntimos, en Alemania de 31,94 céntimos y en República Checa de 49,7 céntimos. Francia, con 30 céntimos, es el país que más se acerca al nivel español, que es de 34 c€/kWh para las instalaciones sobre cubierta hasta 20 kWp y de 32 para el resto de potencia. En cuanto a las instalaciones sobre cubierta, la comparativa es similar.[20]

Paridad
Para 2015, el coste real de la producción fotovoltaica será equivalente al precio de la electricidad.[21]

Regulación
El Plan de Energías Renovables 2005-2010 fue aprobado con fecha 26 de agosto de 2005, por el Consejo de Ministros.

Certificados de origen
La Orden ITC/1522/2007 del 24 de mayo regula la garantía de origen renovable y designa a la Comisión Nacional de Energía (CNE) como organismo responsable de la expedición de las acreditaciones, Orden que ha sido desarrollada por la Circular 2/2007, de 29 de noviembre, de la Comisión Nacional de Energía, que regula la puesta en marcha y gestión del sistema de garantía de origen de la electricidad procedente de fuentes de energía renovables y de cogeneración de alta eficiencia.[22]

Técnico Superior en Eficiencia Energética
El Real Decreto 1177/2008, de 11 de julio (BOE 28 de julio de 2008), establece el título de Técnico Superior en Eficiencia Energética y Energía Solar Térmica .

Comercialización
Gesternova[23] es la primera comercializadora de electricidad renovable de España.[24]

Contexto europeo
Artículo principal: Energías renovables en la Unión Europea
El Tratado de Ámsterdam incorporó el principio de desarrollo sostenible en los objetivos de la Unión Europea. Desde 1997, trabaja para alcanzar el 12% de participación de las energías renovables frente al consumo total de energía en el año 2010. El objetivo consiste en que las energías renovables cubran el 12% de todas las necesidades energéticas de la UE y el 22% de las necesidades de electricidad antes de dicho año.


Proporción de energías renovables en la producción de energía eléctrica de los países de la UE y otros países candidatos en el año 2007.
Notas
A.↑ Los datos facilitados por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio[1] se refieren a la producción bruta de energía, por ejemplo: 19,7 % (año 2008) y 24,7 % (año 2009).

Materias Primas



El índice de materias primas CRB fue creado en 1957 por el Commodity Research Bureau, aunque desde el año 2005, tras diferentes modificaciones, y debido a la colaboración entre la compañías Reuters y Jefferies Financial Products, ha pasado a designarse como Índice Reuters Jefferies CRB.

En la actualidad sigue únicamente la evolución de 19 materias primas cotizadas y representativas de los productos agrícolas, los metales, y el petróleo. El índice CRB consta de cuatro grupos, y la ponderación de las materias primas es la misma dentro de cada uno de ellos, con la excepción del Crudo West Texas Intermediate, cuya ponderación se eleva hasta el 23% de su grupo. Los grupos son:

■Materias primas relacionadas con el petróleo, y su ponderación supone el 33% del total del índice.
■Materias primas de elevada negociación como el gas natural, el oro, el maíz o el aluminio; y su ponderación supone el 42% en el índice, correspondiendo a cada materia prima el 6%.
■Materias primas con menor liquidez en la negociación, como el azúcar, el café, el cacao o el algodón; y su ponderación se limita al 20% del índice, adjudicándose un 5% a cada materia prima.
■Materias primas proveedoras de una gran diversificación como el trigo, la plata, el níquel o el zumo de naranja; y pondera únicamente el 5% a razón del 1% por materia prima.

Industria Española





España puede considerarse, desde la perspectiva de la industrialización, como perteneciente a la segunda generación de países industriales de Europa con una incorporación tardía, poco menos de un siglo después de la primera Revolución Industrial.

En el período que va de 1840 a 1930 el país fue prioritariamente abastecedor de materias primas con destino a Europa Central y, en un segundo grado, aunque de modo progresivo, se incorporó como productor de bienes industriales. Tardaría casi un cuarto de siglo más que los países avanzados de Europa y América del Norte en insertarse en la segunda fase de la revolución tecnológica; este desfase se recuperó rápidamente, en un corto plazo comprendido entre 1960 y 1973, que recibe el nombre de [[[Milagro español]]. La recesión mundial provocada por el encarecimiento de los precios del petróleo, a la que se añadió la competencia de la tercera generación de países industrializados que surgió entre algunos países latinoamericanos y del sudeste asiático, puso de manifiesto las debilidades estructurales del sistema industrial español, que experimentó durante los diez años siguientes una de las crisis más agudas entre los países industrializados.

La condición de España hasta los años sesenta, dependiente del exterior para el abastecimiento de tecnologías y capitales, se reflejaron en la misma distribución funcional del espacio. La industrialización de Barcelona y la vertiente septentrional vasca, con sus áreas adyacentes, convirtió a estas regiones en los centros de la economía española, dejando para el resto el papel de abastecedores de materias primas y de energía, además de constituirse en el mercado de los productos manufacturados. Más adelante los procesos de industrialización se extendieron por toda la franja levantina comprendida entre Gerona y Murcia, configurándose así dos densos ejes industriales, el cantábrico y el mediterráneo, entre los cuales se extiende un eje menor formado por la depresión del Ebro, y a los que se añadió Madrid. Durante la crisis de 1973 se concretó el declive del eje cantábrico, especialmente con la destrucción del primitivo tejido industrial en Cantabria. Continuó el dinamismo del eje mediterráneo, así como los procesos de «reconversión« y relocalización de las regiones industrializadas y de los núcleos dispersos surgidos en las regiones periféricas.

Tras la larga fase de ajuste (1977-1984) para numerosos sectores, empresas y territorios, que estabilizó la producción final y acarreó importantes reducciones en las plantillas laborales, se inició un periodo de recuperación (1985-1990) que, con algunos altibajos, continúa actualmente.

El Programa de Ayudas a la Reindustrialización es una línea de actuación del Ministerio de Industria y Energía que juega un importante papel en el desarrollo económico y social del conjunto del Estado mediante la creación de nuevo tejido industrial, o adaptación del existente, a las mejoras tecnológicas disponibles en los ámbitos territoriales de menor renta y los especialmente afectados por procesos de reestructuración o deslocalización industrial.

El nacimiento de la industria moderna
El proceso inicial de industrialización, tuvo lugar en cuatro etapas. El proyecto ilustrado de modernización incluyó grandes manufacturas reales de inspiración colbertista, en sectores de interés estatal, como el armamento, los productos de lujo (porcelana, cristal, tapices) y los monopolios públicos (tabaco); mientras que en lo que respecta al sector algodonero (más comparable a las instalaciones textiles de la primera revolución industrial inglesa), afectó sobre todo a Barcelona (fábricas de indianas), pero no tendrá continuidad por razones bélicas. Entre 1830 y 1854, de nuevo Cataluña incorpora algunas innovaciones textiles con la mecanización del algodón; en Asturias se inicia la siderurgia, y en Málaga se crea otra siderurgia que pronto fracasaría. Entre 1854 y 1866, la construcción de gran parte de la red ferroviaria se convierte en el factor principal de unidad del mercado nacional, contribuyendo decisivamente a consolidar la industria textil catalana. Por fin. en el período 1874-1898, se refuerza el proceso de industrialización en los sectores textil y siderometalúrgico de Cataluña y la franja cantábrica, respectivamente, porque son zonas más accesibles a Europa debido a su situación costera septentrional, y en el caso astur-vasco porque, además, es la zona mejor dotada en recursos básicos, como el carbón y el mineral de hierro.

[editar] El siglo XVIII

Telar tipo "Jenny", en el Museo de la Ciencia y de la Técnica de Cataluña, de Tarrasa, (Cataluña).Barcelona y la vertiente septentrional vasca tenían ya una rica tradición comercial, artesana y de relaciones internacionales con Europa y América, muy propicia a la innovación. Este ambiente favorable acogió en la primera mitad de siglo, en Cataluña, las nuevas técnicas de trabajo del algodón y de la siderometalurgia, que estuvieron a punto de introducirse en Vascongadas y lo hicieron débilmente en Asturias. La guerra de la Independencia primero y las guerras Carlistas después frustraron estos proyectos.

Las primeras manufacturas de indianas y lienzos estampados aparecieron en Barcelona durante el primer tercio de siglo, en los años 1720 y 1730, al abrigo de una política proteccionista, con medidas tales como prohibir la entrada de géneros extranjeros y asignar subsidios a la importación del algodón y de otras materias primas. Según se desprende de las «Ordenanzas de Fábricas de Indianas, Cotonadas y Blavetes», que fomentan la calidad de la producción y obstaculizan la proliferación anárquica de los establecimientos. En 1756 existen ya 15 fábricas con franquicia real, y otras tantas sin ella. En la segunda mitad de siglo sigue la expansión: 25 unidades, de las que 2 se hallan en Manresa y una en Mataró. Se trata de fábricas de escasa dimensión, con 100 telares la mayor, y entre 14 y 50 la mayoría. En 1775, además del número de fábricas de indianas, se sabe que entre todas dan empleo a unas 50.000 personas, en su mayor parte mujeres y niños. En la década de 1780 el número de establecimientos controlados se eleva a 62.

Por lo que respecta a las fábricas de algodón, el aumento es también progresivo: en 1796 hay un total de 135 fábricas de estampado de lienzo y algodón, más 35 fábricas de tejidos de diversos tipos. De acuerdo con este ritmo de crecimiento, Cataluña ocupa en 1780, fecha en que se introducen las primeras máquinas tipo "Jenny", el segundo lugar como potencia algodonera, detrás de Inglaterra. El mercado nacional, y sobre todo el americano, son los clientes del hilado y tejido de algodón, sector que en vísperas de la guerra de la Independencia ocupa a más de 20.000 personas, que trabajan en más de 4.000 telares distribuidos en pequeñas empresas de tipo familiar. La destrucción de la infraestructura textil durante la guerra es el punto final de esta dinámica de corte europeo.

En cuanto a Vascongadas, la Real Sociedad de Amigos del País intenta crear un ambiente propicio para las nuevas técnicas de trabajo del hierro, mediante el envío de «becarios» a Suecia e Inglaterra, y el estudio y la experimentación en el Seminario de Vergara. La mentalidad conservadora de la burguesía y de la nobleza, dueñas de las ferrerías, supone un obstáculo a estas iniciativas, así que la actividad vasca continúa centrada durante el último tercio del siglo XVIII en el comercio que se ejerce desde Bilbao y San Sebastián, en Vitoria y en los puertos secos o aduaneros de Tolosa y Valmaseda, así como en Azpeitia.

Tampoco tienen éxito los esfuerzos realizados en Asturias para modernizar la explotación del carbón e iniciar la siderurgia.

[editar] El siglo XIX

Convertidor Bessemer, que mejoró la calidad del acero siderúrgico.Dos sectores que en el centro europeo aparecen como catalizadores de la revolución industrial, el agrario y el comercial, no sufrieron cambio alguno en la España del siglo XIX. El sector agrario continuó fijado a las estructuras tradicionales de orden técnico e institucional, y por ello no demanda productos de la siderurgia ni de la química. Pero lo más significativo son las estructuras agrarias, caracterizadas por la acumulación de la tierra en régimen de latifundio en la mitad meridional del país, y por la fragmentación de la propiedad en multitud de explotaciones en la mitad septentrional. Se añaden a los hechos anteriores unos bajísimos niveles de renta de los campesinos, lo que reduce también la demanda potencial de bienes para un posible mercado industrial.

Entre otros factores que obstaculizan la modernización, hay que citar la inestabilidad que suponen los numerosos cambios de gobierno, lo que se traduce en una política industrial contradictoria. Al proteccionismo moderado (1802-1819), sucede el liberalismo moderado (1820-1849) y un largo período de librecambismo (1849-1891), para terminar en un cerrado proteccionismo que caracterizará la política económica española hasta mediados del siguiente siglo. A las guerras de la Independencia y Carlistas sucede un ambiente de guerra civil e inestabilidad interior, que, añadido a las guerras coloniales (1813-1824) y a la progresiva desvinculación de América, dura hasta 1876 y acaba con el tenebroso cuadro de 1898.

Con la escasez de capitales y la tardía creación de una infraestructura financiera que pudiera abarcar todo el territorio nacional, se entiende que la iniciativa y financiación de origen exterior tengan un papel decisivo en la explotación de los recursos. La Europa industrial utiliza a España como abastecedora de materias primas, en pocos casos elaboradas, sobreexplotando los yacimientos situados en las proximidades de los puertos.

Entre los minerales que atraen en primer, lugar la inversión y la tecnología extranjeras, aparecen tres: el cobre, el cinc y el plomo. Al oeste de Sierra Morena, en la provincia de Huelva, hay una banda cuprífera que incluye piritas y blendas, cuya explotación la inicia en 1855 una compañía francesa, a la que sucede en 1866 otra inglesa. Esta última creó un complejo químico para la producción de sosa cáustica y de ácido sulfúrico en Tarsis, aunque la producción se exporta en su mayor parte sin manipular. En Río Tinto, al Estado sucede en 1873 un consorcio bancario que se apoya en la experiencia extranjera. En 1881, casi la cuarta parte de la producción mundial de cobre es española, y de ella un 70 por ciento procede de la cuenca onubense. También en Sierra Morena y en las estribaciones costeras de las montañas Béticas (Andalucía oriental y Murcia), abundan las minas de plomo, que serán intensamente explotadas por ingleses y franceses, hasta colocar a España en el segundo puesto de la producción mundial de ese metal. Respecto al cinc, la mayor reserva de mineral localizada en Reocín, permitirá sentar los cimientos de la industria química de Torrelavega (Santander). Hay que añadir a las mencionadas explotaciones el mercurio de Almadén (Ciudad Real), cuya comercialización corre a cargo de la familia Rothschild. Otros minerales no metálicos, entre los que destacan las sales potásicas y la sal común, las magnesitas y el espato-flúor, serán objeto de aprovechamientos ulteriores.

La explotación de los yacimientos de mineral de hierro de Vizcaya y Santander representa la más importante aportación española a la industria europea, concretamente inglesa, pero también es el punto de partida más relevante de la industrialización vasca. El descubrimiento en 1856 del convertidor Bessemer, que mejora la cantidad y la calidad del acero siderúrgico, y que necesita de un mineral no fosforoso, favorece la industrialización de la cuenca de Bilbao-Somorrostro-Galdames-Guriezo y de la bahía de Santander. A fines del siglo XIX, España se ha convertido en el gran exportador europeo, y el capital británico y muy en segundo lugar el francés organizan la infraestructura mercantil, técnica y viaria.

[editar] Los recursos energéticos

Carbón de tipo antracita explotado en las minas de Asturias y León.El potencial hídrico, debido a la abundancia de la red fluvial de montaña, y los recursos carboníferos, conforman la base energética sobre la que se va a asentar nuestra primera industrialización. Con todo, aparecen ya en el siglo XIX los problemas e inconvenientes que presenta el aprovechamiento de los ríos y las bajas calidades y dificultades extractivas del carbón.

Tanto la irregularidad del régimen fluvial como la estacionalidad de los caudales son graves obstáculos a su aprovechamiento. No obstante, las primeras innovaciones se implantan de forma dispersa tanto en Cataluña —fijaciones textiles en medio fluvial— como en Guipúzcoa, con instalaciones papeleras, ambas en la primera mitad de siglo. Más tardía es la explotación hidroeléctrica. En 1875 se crea la primera central eléctrica con fines industriales en Barcelona, y en la última década de siglo se establecen otras más en la vertiente vasca, aunque su tamaño es reducido.

Es notoria, por su parte, la defectuosa estructura de los yacimientos hulleros y de antracita (localizados en Asturias-León, Ciudad Real y Córdoba) y su alto grado de dislocamiento y estrechez de las capas, en ocasiones verticales, así como el grado de impureza (de un 60 por ciento frente a un 32 por ciento de los carbones ingleses y al 40 por ciento de los alemanes y franceses), lo que resta calidad al coque; también contribuye a esta precariedad la fragmentación de las minas y de las empresas, y esto dificulta y hace costosas, entonces y ahora, su rentabilidad y explotación. Aun así, la extracción de carbón posibilita en la segunda mitad del XIX la siderurgia asturiana, aunque sea necesario acudir a las importaciones para mejorar la producción de coque, y aunque se requieran medidas proteccionistas que primen al carbón nacional sobre el exterior.

[editar] El período 1830-1936

Instalaciones de la Fábrica de La Felguera (Asturias) en la década de 1920.A partir de los años 30 y hasta 1854, discurre un período caracterizado por tres factores: la recuperación industrial en Cataluña, la continuidad del comercio como actividad principal en el País Vasco, estimulado por la intervención extranjera, y el desarrollo siderúrgico en Asturias, basado en el carbón, y en Málaga, aprovechando el mineral de hierro.

En 1832 se crea la primera fábrica de hilaturas que incluye la máquina de vapor en su proceso fabril. En 1840, la hilatura está ya casi totalmente mecanizada. Este proceso se prolonga en la segunda mitad de siglo y cuaja definitivamente en el último tercio, una vez se ha acabado de tender la red ferroviaria, lo que asegura la casi total unidad del mercado interior. Y el nacimiento y desarrollo del sector lanero, posterior al del algodón, va a situar a Cataluña en un puesto central en nuestro ramo textil.

A mediados de siglo nace un pequeño espacio algodonero en seis núcleos guipuzcoanos. A fines de siglo, se crean algunas fábricas de tejidos e hilados de yute para hacer sandalias y alpargatas en tres villas, y Vergara se especializa en la producción de tejidos bastos para ropa de trabajo en las fábricas («azul de Vergara»).

El sector textil catalán se diversifica también en distintos eslabones, que funcionan como industrias derivadas a lo largo de la primera mitad de siglo (química de colorantes, maquinaria y bienes de equipo textiles

En cuanto al sector siderúrgico, durante la primera mitad del XIX se dibuja una triple localización. En 1832 se inaugura en Málaga el primer establecimiento moderno, que en una primera fase se instala en Marbella, utilizando el carbón vegetal, y en una segunda en la capital de la provincia, acudiendo al carbón de importación; esta segunda empresa empleará a unos 2.500 operarios. A partir de 1848 empieza el ciclo moderno asturiano con apoyo de capital inglés y francés. En 1846 y 1848 se montan dos establecimientos siderúrgicos en Santander y Bilbao-Bolueta, respectivamente, que utilizan el carbón vegetal debido al mal resultado que producen los primeros ensayos con la hulla asturiana. Entre 1850 y 1875 la siderurgia asturiana figura en primer lugar (Mieres, 1848 y 1879), La Felguera, 1859; Gijón 1879. Vizcaya continúa volcada hacia la extracción y exportación del mineral de hierro, que será en el último tercio de siglo el factor principal de su consolidación siderúrgica, al utilizar el carbón inglés en calidad de flete de retorno. Entretanto, la siderurgia andaluza desaparece, debido a su alejamiento y dependencia de los altos costos del carbón.

A finales de siglo XIX y hasta 1930 tiene lugar un reajuste de las energías regionales, que sitúan en el primer plano de la industria nacional a la región vasca, por el volumen y la diversificación de sus actividades. Desde 1879 a 1902, Vizcaya pasa a ocupar el primer puesto en la producción de lingote, en una secuencia de iniciativas que culmina en 1902 con la creación de la sociedad Altos Hornos de Vizcaya. La siderurgia desencadena procesos de eslabonamiento hacia adelante, con el desarrollo de un importante sector naval, primero, y de material ferroviario después. La fundación de una banca regional que pronto extiende sus actividades al ámbito nacional (Banco de Bilbao en 1857 y Banco de Vizcaya en 1906, entre otras entidades financieras de menor importancia), facilita las grandes inversiones que exige la industria pesada. Desde el foco bilbaíno, la siderometalurgia se difunde hacia Guipúzcoa a través de un complejo de pequeños asentamientos, que contaban ya con una tradición industrial y que a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX van modernizando poco a poco sus instalaciones, introduciendo en la última década la electricidad, y conviniéndose algunos de ellos en subcentros difusores: Éibar respecto a la industria de armas; Vergara y Mondragón en la cerrajera; Legazpia en diversos utillajes.


Acción de la sociedad Altos Hornos de Vizcaya.Aparece además el germen del cinturón industrial donostiarra, con actividades ligadas a la forja, estampado del hierro, fundición de bronce, talleres eléctricos. Así, a finales del período analizado, Guipúzcoa cuenta con cerca de 300 instalaciones metalúrgicas. La crisis de los años treinta provoca la reconversión del importante sector armero, que emprende la producción de bicicletas, máquinas de coser, camas metálicas y ferretería, entre otras actividades, e incluso nacen los primeros talleres de la industria auxiliar del automóvil.

Al margen de la metalurgia, se desarrollan otros sectores, entre los que ocupa un lugar importante el papel. En 1841, Tolosa, en el Valle del Oria, se convierte en un foco difusor que alcanza hasta el cinturón de San Sebastián, al ser creada en 1902 la Papelera Española.

Consolidada la industria siderometalúrgica entre finales y principios de siglo, se hace posible la oferta de maquinaria y utillaje que permita comenzar con la revolución agrícola, pero es necesario a la vez completarla con la industria química. Nace ésta en los años setenta, y aparece ligada a la demanda de la minería, las obras públicas y el ejército. La fabricación de explosivos (iniciada en Galdácano-Vizcaya y Lugones-Oviedo) permite producir abonos a partir de subproductos.

La Sociedad Española de la Dinamita, creada en Bilbao en 1872, produce ya a fines de siglo superfosfatos con carácter derivado. Pocos años después, en 1904, tiene lugar la creación de la S. A. Cros, en Barcelona, que se destina en exclusiva a la fabricación de superfosfatos. Tras una serie de intentos, la década de los veinte incorpora la fabricación de fertilizantes nitrogenados de forma independiente en Sabiñánigo, con base en la electrólisis, y en La Felguera como derivados de la siderurgia.

Aparte estas vinculaciones agrarias, el sector químico continúa prácticamente en estado embrionario hasta 1936; como importantes excepciones cabe señalar la fabricación de sosa y cloro en Flix (1897, capital alemán) y en 1908 en Torrelavega (Solvay, belga). Finalmente, desde principios de siglo pervive la presencia y el predominio de las iniciativas extranjeras en el sector minero, y la recién nacida industria eléctrica (General Eléctrica en Bilbao).

[editar] La consolidación como país industrial
La política económica de autarquía y nacionalismo iniciada después de la guerra civil de 1936-1939, y que dura casi veinte años, va a ser poco propicia a las innovaciones. Como novedades relevantes de este período están la conversión del Estado en agente industrializador y el inicio de la industrialización de Madrid.

A fines de los años cincuenta comienza una nueva etapa caracterizada por un doble proceso, de concentración y crecimiento en las regiones-centro, y de difusión hacia sus periferias inmediatas. Se produce así una ampliación del mapa industrial, que queda formado por dos grandes ejes o zonas de elevada densidad industrial, el cantábrico y el mediterráneo, cuyos extremos coinciden con la Galicia costera y con Murcia. Ambos ejes aparecen unidos por el valle del Ebro a través de Zaragoza En el resto del país, las economías de aglomeración y de escala, junto con la planificación estatal, explican por un lado que Madrid se convierta en una región industrial, y por otro que se implante la industria en algunas ciudades del mediodía.

Es lógico afirmar que el crecimiento industrial funcione como un agente del desarrollo urbano, con elevados crecimientos metropolitanos, aunque también afecte a las capitales provinciales y a núcleos de nivel inferior. El paso de una sociedad tradicional a una sociedad industrial y urbana de masas, se lleva a cabo con un retraso de unos quince a veinte años respecto a los países de Europa occidental, aunque con un ritmo mayor.




Indicadores del proceso de industrialización en España
Años Índice de
producción
industrial Población
activa
industrial Productividad
industrial Consumo
de energía Población
total Producción
industrial
por capital
1900 100,0 100.0 100,0 100,0 100,0 100,0
1910 115,2 106,4 108,2 137,7 107,2 107,7
1920 130,9 170,2 76,9 150,3 114,6 114,4
1930 206,4 227,4 90,8 261,9 126,7 163,1
1940 164,5 193,0 85,2 292,2 139,2 118,4
1950 262,1 209,3 79,8 392,1 150,4 139,3
1960 420,9 334,6 125,8 658,1 163,6 257,4
1970 1.278,6 410,2 311,7 1.336,4 181,9 703,4
1980 2.051.8 373,3 549,6 2.243,6 202,3 1.015,0

[editar] La etapa de autarquía (1939-1957)
La política del Estado en este período viene definida por el nacionalismo económico. Al proteccionismo exacerbado se añaden los controles y la intervención del sector público en la actividad económica: precios, comercio exterior, inversiones, empleo, distribución de materias primas, etc., precisan autorización administrativa a la hora de instalar las industrias. Como consecuencia de esto aparece el monopolio, los costos son elevados, y la producción baja en calidad, además de aumentar el grado de atomización empresarial.

En 1939 nace el Instituto Nacional de Industria (INI) que tiene como objetivos la lucha contra el monopolio, la defensa nacional y la sustitución en aquellos sectores donde la iniciativa privada no estuviera presente, o donde, por razón de la cuantía de las inversiones, fuera difícil su actuación. A fines del período, (1957) el INI había promovido la creación de 43 empresas de cierta envergadura y adscritas a diversos sectores: carbón, electricidad, petróleo, minería y metalurgia, abonos, celulosa, vehículos, productos químicos, transportes y construcción naval.

En la década de los 50 comienza a debilitarse la autarquía. La firma del tratado con EE. UU. en 1951 propicia la apertura hacia el exterior y la importación de bienes de equipo. Empieza entonces un lento crecimiento de la producción, caracterizado por la debilidad de los sectores básicos frente al mayor dinamismo de los de consumo.

A pesar del incremento de la producción carbonera, que pasa de 11 millones en 1940-1945 a 17 millones en 1959, tanto el volumen como la baja calidad crean la necesidad de importar carbón siderúrgico y hulla. La localización de las explotaciones principales en Asturias y León explica que un 75 por ciento de la producción tenga dicho origen. Los yacimientos de cobre se hallan prácticamente agotados, y lo mismo ocurre con los filones más ricos de plomo. Salvo el manganeso, los metales de aleación y los ligeros se encuentran en estado experimental. La producción de aluminio que requiere importar bauxita, cuenta con la factoría de Sabiñánigo (1929) y con otras tres más, la fundada por el INI en Valladolid en 1949, y las de Avilés y La Coruña, recién terminadas a fines de los 50 también por iniciativa del INI. El sector siderúrgico recupera el nivel de 1929 en el año 1953, para producir en 1960 cerca de 2 millones de toneladas (1.876.000), gracias a la creación en 1957 de Ensidesa, también por el INI.

Como notable excepción tenemos el sector eléctrico, que se convierte en el motor esencial de la industrialización. La producción de electricidad, financiada en parte por los consumidores, se eleva desde los 2.000 millones de kWh de 1935 a los 18.600 de 1960. Durante este período se organiza el aprovechamiento integral de buena parte de nuestras cuencas hidrográficas. Así, en 1957, el sistema hidroeléctrico tiene un potencial que en un 57 por ciento corresponde a la Depresión del Ebro, principalmente en los Pirineos centrales, y en un 28 por ciento a la franja cantábrica y Galicia. Esta última región contribuye con un 35 por ciento del potencial térmico. La Meseta, Levante y Andalucía ocupan un plano secundario, destacando la concentración productiva de levante en la Cuenca del Júcar. Por lo que se refiere al petróleo, todavía su tratamiento se halla en fase embrionaria, con dos refinerías, la de Canarias, creada en 1930 para abastecer a los buques-escala, y la de Escombreras, por iniciativa del INI, en 1942. Finalmente, en 1958 se encuentra en fase de proyecto la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos).

En la industria transformadora destacan con gran diferencia tres sectores. Los primeros, el metalúrgico y el textil, van a la cabeza de la industrialización durante este periodo, y el tercero, el químico, es de reciente creación. En la metalurgia de transformación, se refuerza notablemente la producción de máquinas herramienta y accesorios, cuyo desarrollo más espectacular se aprecia en el País Vasco (de 9 empresas y 150 obreros en 1936 se pasa a 40 empresas y 3.000 obreros en 1956), y en menor medida en Cataluña y Madrid. La maquinaria eléctrica y electrónica se localiza en sus ramas pesadas en el País Vasco y Cataluña, junto con algunas instalaciones aisladas en Reinosa y Córdoba, y la industria transformadora va a Madrid, Barcelona y Zaragoza (ascensores, motores, etc.). Las dos primeras ciudades se convierten también en sede de la industria de radio y televisión. Finalmente, la automoción destaca como la industria por excelencia de todo el período, por razón del empleo que genera y su efecto multiplicador. Nacida en 1946 y 1950 de la mano del INI (autocamiones en Madrid y turismos en Barcelona), después se suceden otras creaciones en Valladolid, Vitoria, Vigo y Linares, que denotan ya una excesiva atomización. En 1958 hay una producción de 33.201 unidades de turismos. La nueva industria produce también camiones, pesados y ligeros, tractores, furgonetas y motocicletas.

Continúa Cataluña ocupando el primer puesto en la producción algodonera (85 por ciento del utillaje, casi 90 por ciento de la hilatura y menos del 80 por ciento del tejido). Cataluña ocupa también un destacado lugar en la producción lanera (más del 60 por ciento de la producción global del país, que se reparte entre Tarrasa, Sabadell.

La expansión del sector químico aparece ligada a una mayor demanda de abonos nitrogenados. La ampliación del mercado farmacéutico propiciado por la creación del Seguro Obligatorio de Enfermedad, en 1941, facilita la diversificación de productos y gamas en los núcleos productivos por excelencia: Barcelona y Madrid (40 y 22 por ciento de la producción). Otro notable desarrollo corresponde al caucho en relación con la industria de automoción (Barcelona un 25 por ciento y País Vasco un 15 por ciento) y al calzado (Alicante, un 16 por ciento), además de las materias plásticas, que están bastante concentradas en Cataluña (40 por ciento)

De este crecimiento y diversificación del período autárquico la gran beneficiada es la región madrileña, que tras una orientación hacia el consumo local, estimulado por el aumento de la población, empieza a utilizar las economías de escala y urbanización por iniciativa del INI, creador de seis grandes empresas (electrónica, aérea, automoción, rodamientos y óptica). Al INI le sigue la iniciativa privada, como promotora de varias grandes empresas metalúrgicas.

Véase también: Economía de España durante la autarquía franquista
[editar] El plan de estabilización (1957-1975)

Fábrica de acero en Avilés, Asturias, España (fábrica de Ensidesa).Con el Plan de Estabilización finaliza el modelo autárquico, que es sustituido por la apertura hacia el exterior. El Plan pretende subsanar el progresivo deterioro en calidad y costos de la industria española respecto a la de los países avanzados. Se liberalizan importaciones y se facilita la entrada de capital extranjero, para así mejorar la infraestructura técnica, compensar la insuficiente capitalización, y fomentar la introducción de innovaciones y la apertura hacia los mercados exteriores. El incremento durante estos años del turismo exterior, y las remesas de los emigrantes, son dos factores que contribuyen a la capitalización y la financiación industrial. En definitiva, el objetivo final es lograr el cambio de una industria basada en «un esquema primitivo de sustitución importaciones» por una moderna economía industrial.

A fin de modernizar las estructuras fabriles e impulsar la iniciativa empresarial se establecen las líneas maestras que deben orientar la inversión, con tres tipos de actuaciones: una sectorial, a través de la denominada Acción Concertada y la apertura de créditos; otra espacial, mediante la creación de los Polos de desarrollo; y finalmente, una tercera de orden institucional, que pretende fortalecer el INI.

Iniciada por el Estado en 1940 para fomentar las industrias de interés nacional, Acción Concertada amplía desde 1964 su campo de acción al apoyo a los sectores básicos con estrangulamientos, en los que interviene el propio Estado a través del IN1 (siderurgia. construcción naval; y hulla, sector en el que fracasa), y a la mejora de los sectores eléctrica, peletero, conservero y papelero. Las facilidades crediticias comprenden hasta un 70 por ciento de las inversiones para la ampliación o creación de nuevas instalaciones, así como la libertad de amortización durante los cinco primeros años. Ciertamente, la banca va a ejercer junto con el Estado un papel importante como agente de financiación a medio y largo plazo, al menos por lo que respecta a las grandes empresas. La penetración de las multinacionales será también un factor de fortalecimiento de la gran empresa y un incentivo a la creación de otras nuevas.

Con el I y II Planes de Desarrollo (1964-1967 y 1968-1971) el Estado fomenta el crecimiento industrial en núcleos urbanos de la periferia interior y exterior a los centros de gravedad. En el primer caso se encuentran los Polos de Zaragoza, Burgos, Vigo y La Coruña, a los que habrá que añadir los organizados por las instituciones forales de aquel entonces, Navarra y Álava. En el segundo caso se hallan los Polos de Sevilla y Huelva (I Plan) y Granada, Córdoba y Oviedo (II Plan). El Polo de desarrollo o de promoción, que así sé denominan según incluyan ciudades con actividades industriales situadas en provincias de bajo nivel de renta, o ciudades carentes de industrias, estimula la inversión mediante incentivos (subvenciones y exenciones de distinto tipo) y la oferta de suelo en polígonos localizados en sectores suburbanos. Los llamados polígonos de descongestión de Madrid (Miranda de Duero, Toledo, Guadalajara) participan también de este empeño estatal por crear suelo industrial, empeño que abarca a una veintena de municipios, la mayoría pertenecientes a capitales de provincia. El III Plan desarrolla la idea de vertebración del territorio aplicada en dos tipos de ámbito espacial, uno regional en la llamada «Gran Área Industrial de Galicia», que extiende los beneficios a las cuatro provincias gallegas; y otro más ambicioso y teórico, que pretende regionalizar el país por medio de la compartimentación jerárquica del sistema urbano nacional en 6 grandes AAMM, 17 metrópolis de equilibrio, ciudades intermedias, otros núcleos urbanos y cabeceras comarcales (se definen 500, pero se actúa en 80).


Seat 600, coche símbolo de la motorización de España en los años 60.Los resultados de esta política de acción descentralizadora no fueron los esperados. La política de Polos no logró hacer surgir unos centros industriales capaces de difundir el crecimiento en sus regiones respectivas, pero consiguió que algunas ciudades se convirtieran en núcleos industriales, con dos tipos de establecimientos, unos convencionales (textiles, alimentarios, material de construcción) de cara al mercado local y regional, y otros dirigidos al mercado nacional e internacional (química, papel, metalurgia de transformación). Este último es el caso de Huelva, al mediodía, y de los polos norteños situados en la periferia interior de las regiones industriales: Valladolid, Vigo, Zaragoza, Burgos, Miranda de Ebro, Vitoria-Pamplona.

Por lo que se refiere al INI, estos son años de consolidación y crecimiento de la estructura empresarial creada con anterioridad. De su significado en la industria española dan buena cuenta los siguientes datos. En (1977) el sector energía y minería representaba el 41,5 por ciento del inmovilizado total, y el 20,8 del empleo; las industrias de cabecera, entre las que sobresalen Empetrol (tres plantas en Escombreras, Puertollano y Tarragona) y Ensidesa (Avilés) se reparten el 29,7 por ciento del inmovilizado y el 16,5 del empleo. Finalmente, la industria transformadora, que incluye transformados mecánicos, automoción, construcción naval y química, presenta el 17 por ciento del inmovilizado y el 46,2 del empleo. En suma, esta importante presencia del INI en sectores clave de la industria enlaza con el objetivo estatal de fortalecer la industria regional, que el INI apoya de forma directa o indirecta. La distribución del empleo es bien significativa a este respecto. En Asturias es donde la acción del Instituto es más intensa, como prueba un porcentaje del 20,8 por ciento del empleo y un 15 del inmovilizado INI, repartido sobre todo entre la minería del carbón (Hunosa, creada en 1968), la siderurgia y el aluminio. A continuación siguen Madrid y Cataluña con el 18,82 y el 15,46 por ciento del empleo, respectivamente, destacando la automoción, sobre todo SEAT, la industria con más empleo en el INI.

[editar] Los resultados sectoriales y espaciales
Los principales motores y responsables del progreso industrial en este período van a ser tres: la minería, la automoción y la fabricación de maquinaria. La industria de la automoción, en especial la fabricación de automóviles y vehículos industriales, experimentó un aumento muy sensible 704.574 y 132.840 respectivamente en 1974, a tenor de la expansión de la demanda interior. Todavía más espectacular fue el desarrollo de la industria química, tanto pesada como transformadora, que había alcanzado escasa importancia hasta este período. La construcción de maquinaria, tanto eléctrica como no eléctrica, adquirió también un intenso ritmo. Por el contrario, las industrias de consumo no duradero disminuyeron la participación entre ambos años desde un 17,4 a un 11,5 por ciento, y los textiles y de confección pasaron del 24,6 al 13,9 por ciento.

Como consecuencia del progreso industrial, el peso de la economía nacional se desplaza desde el sector agrario al industrial, que hace a su vez de motor de crecimiento del sector terciario.

[editar] Regiones y ciudades industriales

Polígono industrial de Arganda del Rey (Madrid).Las pautas de localización e interrelación industrial desvelan una estructura espacial caracterizada por dos componentes. En la franja costera que mira hacia Europa, se consolidó una jerarquía industrial compleja, formada por ciudades grandes y medias activadas por las economías de aglomeración, y una abundante base de pequeñas ciudades y núcleos. En la España interior y la del mediodía, orientada hacia África, la industria era un componente disperso en forma de escasas ciudades aisladas, y normalmente aparecía conectada a algunas capitales de provincia, o bien los flujos polarizadores han adquirido una entidad y diversidad tales, que han ocasionado la formación de una región industrial en un espacio metropolitano. Éste sería el caso atípico de Madrid.

Durante este período, el proceso de creación y difusión industrial se amplió notablemente, de manera que la dicotomía heredada entre el centro localizado en la franja cantábrico-vasca y el gran foco barcelonés, se amplió a casi toda la franja mediterránea y a la región urbana madrileña. Por otra parte, se formó una periferia interna de estructura discontinua estrechamente relacionada con el centro, adosada o situada entre las dos franjas costeras. La política de descentralización planificada, finalmente, solamente logró aumentar la explotación de los recursos y la industrialización de contadas ciudades en la periferia externa.

En las provincias barcelonesas y guipuzcoano-vizcaína los procesos espaciales ofrecen similitudes, pero aumentan las diferencias sectoriales. En Barcelona se consolida una gran área metropolitana (3.080 km²), que reúne 34 municipios. En los recursos alimentarios (Murcia y Galicia litoral son los primeros núcleos conserveros del país, hortofrutícola y pesquero respectivamente. La metalurgia se singulariza en las ciudades septentrionales (Zaragoza, Vigo, Ferrol) y la química en las meridionales (Cartagena y Huelva, en especial). Por lo que respecta a Baleares, se repite el modelo levantino autóctono (cuero, calzado y confección). Canarias se especializa en tabaco y alimentación, además de sectores impulsados por el turismo en ambos casos: cerámica, vidrio, construcción, madera y mueble.

Por último, el amplio espacio interior funcionó como receptor puntual de la descongestión de Madrid (casos de Guadalajara y Toledo) o del desarrollo «polarizado». En este último caso están Valladolid y Burgos, que se especializaron en la metalurgia y la química, destacando el sector del automóvil —Fasa y Michelín—, que tenía un apéndice en Palencia.

[editar] La desindustrialización
A partir de 1975 se hizo patente la quiebra en el modelo de crecimiento acelerado que había conocido la economía española durante los años sesenta. La crisis añade en España un nuevo factor a los que actúan como agentes de la recesión en las economías occidentales. En estas últimas, la subida de los precios de los crudos (entre el verano de 1973 y los primeros meses de 1974 el precio se eleva en casi un 400 por ciento, con una nueva subida en 1979) se yuxtapone a la competencia creciente de los nuevos países industriales que durante la década de los setenta aumentan su participación en el comercio mundial. En nuestro caso, la transición política retrasa el establecimiento de los reajustes exigidos por la variación de los costos de producción, y por el crecimiento de la competitividad internacional, que estimula la implantación de nuevas tecnologías para aumentar la productividad y satisfacer nuevas pautas de consumo.

En el periodo comprendido entre 1973 y 1984, el descenso de las tasas de actividad y de ocupación son unos indicadores bien expresivos de la gravedad de la crisis. Al aumento constante de la tasa de desempleo (un 22,07 por ciento en marzo de 1985) se añade un descenso acusado de la tasa de actividad (38 por ciento de media en 1961-1979 y 35 por ciento en 1984). Ambos procesos se combinan para reducir el porcentaje de ocupados en relación con la población activa a 50 (60 por ciento a principios de los 70), frente a la cifra media de 65 que dan los países de la OCDE. La destrucción de empleo industrial en el quinquenio 1975-1980 alcanza un total de 816.000. El efecto destructor de la crisis se aprecia sobre todo en los años 1976 y 1977, que acumulan una gran cantidad de quiebras, suspensiones de pagos y expedientes de regulación

Durante ese quinquenio. Francia e Italia que tienen un empleo industrial doble que el nuestro, pierden 421.000 y 533.000 empleos respectivamente, mientras Alemania gana 232.000, Japón 239.000 y EE. UU. 10.974.000 (Libro Blanco de le Reconversión Industrial).

La reacción del poder político como centro de decisiones económicas se caracteriza por su lentitud. Prácticamente hasta 1978 no se inicia una política de ahorro energético, y hasta 1980 no empieza la reconversión industrial, entendida al principio como fórmula para sostener empresas pertenecientes a sectores en situación muy crítica.

[editar] Reconversión

Antiguo Alto horno de Sestao, hoy en desuso. La industria siderúrgica se vio muy afectada por la reconversión en España.Aunque todo el sistema industrial haya sido afectado por la crisis, algunos sectores destacan con una mayor incidencia. La política de reconversión llevada a cabo por el Estado se centró obviamente en los sectores más críticos.

El sector energético
La estructura de la producción nacional de energía se caracteriza por su alta dependencia de las importaciones de crudos, al convertirse el petróleo en la base de la industrialización y del consumo durante el período del desarrollo, y por la importancia que en la producción nacional adquieren el carbón y la energía hidráulica. La producción de energía nacional y de importación cuenta con un sistema de transformación (centrales hidroeléctricas, térmicas y nucleares, refinerías), cuya capacidad era más que sobrada para satisfacer la demanda. Los Planes Energéticos Nacionales (PEN) de los años 1979, 1981 y 1983, se fijaron como objetivos primordiales: reducir la dependencia exterior del petróleo, intensificar la producción de energía hidráulica y carbón y, en el último Plan, recortar el programa nuclear.

La producción carbonera alcanzó en 1982 un total de 20,41 Mtec, de acuerdo con la política de fomento llevada a cabo por el Estado. El Plan no cumplió sus objetivos por razones políticas, hasta que en 1985 el Estado decidió reemprender la política gasificadora.

En conjunto, el sector energético se comportó como el más dinámico de entre los sectores industriales, habiendo casi duplicado la producción (68.904 millones de kWh 1972 y 117.283 millones de kWh en 1983), lo que en parte se debió a la demanda procedente del sector terciario y al aumento del consumo familiar.

Siderurgia y los sectores consumidores de acero (cinturón de acero de Vizcaya)
Entre los sectores afectados por la crisis, el primer lugar lo ocupó el siderúrgico y las ramas transformadoras más consumidoras de acero: astilleros, automoción, bienes de equipo y bienes de consumo duradero. La reducción de su consumo se debió también a la competencia creciente del aluminio y otros materiales compuestos, y a la competencia de la siderurgia de Corea y Brasil. Al exceso de la oferta se unió el carácter anticuado de una parte de las instalaciones. En 1978 la producción descendió a 6,9 millones de t (el consumo interior de acero fue de 12 millones de t en 1974 y de 7,9 millones en 1984), por lo que la situación financiera del sector requirió la ayuda del Estado para subsistir. Comenzó la ayuda siendo financiera, pero terminó en el Plan de reconversión de la siderurgia integral de 1981, que se extendió a los aceros comunes y especiales.

El Plan tuvo dos fases: la primera otorgaba cuantiosas ayudas (213.357 millones de pesetas) para el saneamiento financiero y la reducción del empleo en 6.600 puestos, y la segunda propiciaba la creación de dos nuevas acerías (Ensidesa de 5 millones de t, y AHV de 2 millones) y otras instalaciones durante el período 1984-1988 (187.260 millones de pesetas), más la reducción de 9.800 empleos. Por otra parte, en 1980 comenzó la reconversión de los aceros especiales, para los que se creó la sociedad Aceriales, que incluyó siete empresas vascas, algunas tan conocidas como Echevarría, Orbegozo y Forjas Alavesas, y que supusieron más de la mitad de las existentes. Las condiciones para la entrada de España en el Mercado Común tuvo en cuenta este período que restaba para terminar la reestructuración, con la obligación de reducir la capacidad de producción de acero en un 16 por ciento. La reconversión se aplicó además a la metalurgia del cobre (Río Tinto, sección de Córdoba y Asturias)

La crisis afectó también gravemente a la construcción naval, que se enfrentaba a la consolidación en el mercado mundial de un competidor muy agresivo (Corea, con un 17 por ciento de la producción mundial en 1984 y un 25 por ciento en 1986). La quiebra financiera del sector obligó a la reconversión de los astilleros de Bilbao, Ferrol, Vigo y Cádiz, que eliminaron unos 10.000 empleos; pero también de los medianos (Valencia) y pequeños.

La caída de la producción fue también notoria en el material ferroviario, y cada vez más aguda entre los transformados metálicos, como los bienes de equipo, el material eléctrico y la maquinaria para minería y construcción.

Entre los transformados metálicos existían dos ramas que habían desempeñado un papel importante en la etapa anterior y que después acusaron especialmente la recesión. Se trataba de los electrodomésticos de línea blanca, que tuvieron en los años sesenta una capacidad adecuada a la demanda nacional e internacional, pero que entraron en crisis con la disminución drástica del consumo interior y con los envíos exteriores a causa de la recesión.

Por lo que se refiere a la industria del automóvil, la reconversión se aplicó a SEAT (31.780 empleos a fines de 1980 y 25.000 en 1983; primera empresa española por el empleo, y con una capacidad productiva de 450.000 unidades) y a Talbot, dependiente de la Peugeot. El sector experimentó una notoria expansión (en 1984 la capacidad de producción se eleva a 1,2 millones de automóviles) a pesar de la disminución de la demanda interna —alrededor del medio millón de unidades—, por lo que más de la mitad de la producción tuvo que exportarse.

Las industrias textil y del cuero
La reducción de las inversiones industriales y el debilitamiento de la construcción, así como el descenso del consumo privado (vestido, hogar, decoración, usos industriales) y la fortísima competencia internacional, explican la especial incidencia de la crisis en ambas industrias. Entre 1975 y 1981 el VAB descendió en un 6,3 por ciento, y el empleo bajó un 28,9 por ciento.

Con objeto de paliar el parón en la modernización que se produjo desde 1975, el Plan de Reconversión Industrial de 1981 pretendía aumentar la competitividad mediante la mejora de las estructuras, la tecnología, el diseño y las calidades. También el sector de la confección y del calzado acusaron la crisis, aunque no con una intensidad constante. En estos dos sectores se alcanzó probablemente el mayor grado de sumersión de toda la industria española, y el 25 por ciento de pérdida de empleo registrado puede, en parte, hallarse compensado por la industria sumergida

La industria química.
En general, todos los sectores químicos sufrieron los ajustes exigidos por la crisis. La extensa penetración de las empresas multinacionales y el funcionamiento de algunas ramas como oligopolios, facilitaron la estabilidad financiera y la continuidad de la expansión, cifrada entre 1973 y 1981 en un 39 por ciento de aumento del VAB, y acompañada de un descenso del empleo de sólo un 5,4 por ciento.

[editar] La industria española en el capitalismo global

Parque tecnológico de Albacete).Tras la larga fase de ajuste (1977-1984) para numerosos sectores, empresas y territorios, que estabilizó la producción final y acarreó importantes reducciones en las plantillas laborales, se inició un periodo de recuperación (1985-1990), que se vio interrumpido por la coyuntura internacional recesiva de los primeros años noventa (1991-1994), para recobrarse el dinamismo industrial desde entonces.

Pero tales oscilaciones no deben ocultar un balance final relativamente desfavorable respecto a los impactos derivados del rápido proceso de apertura exterior e integración en los mercados internacionales, que supuso una brusca ruptura con el tradicional proteccionismo anterior. Algunas de las deficiencias estructurales del tejido industrial español (elevada proporción de microempresas poco capitalizadas y escasez de grupos industriales de cierta dimensión, limitado esfuerzo tecnológico...), junto a una progresiva reducción en el diferencial de costes salariales en relación a otros países europeos y la escasa tradición asociativa del empresariado, son algunos de los principales factores explicativos de tales dificultades.

El impacto de la mundialización ha provocado una verdadera mutación interna que, en primer lugar, ha afectado la anterior jerarquía existente entre las diversas ramas industriales. Se contraponen así las que debieron enfrentarse a una estabilización del mercado interno y/o una pérdida de competitividad exterior que obligó a una profunda reconversión destinada a reducir capacidad productiva y el empleo, en contraste con aquellas otras más dinámicas, que se beneficiaron de un aumento constante de la demanda y/o la conquista de nuevos mercados en el exterior. Al respecto a la evolución seguida por la producción y el empleo entre 1996 y 2004 el mejor comportamiento lo registró el sector de electrónica e informática, que creció un 231.5 y 55,8 %, respectivamente, si bien a partir de cifras muy modestas, razón por la que aún representa menos del 2 % de la producción industrial española. Comportamiento también favorable tuvieron otros sectores considerados de demanda fuerte y alta complejidad tecnológica como el material eléctrico (+83,9 %) y la química (+68,3 %), a las que se sumó la fabricación de automóviles (+85.,0 %).

Por el contrario, las mayores pérdidas de empleo y un leve retroceso en el valor de la producción afectaron a sectores con dificultades para elevar su cuota de exportación como el textil-confección, la madera y el mueble, los artículos de piel y el calzado.

[editar] El nuevo mapa industrial español

La refinería de petróleo de Repsol, en el Polígono Industrial de Grela-Bens (La Coruña), vista desde Pastoriza, Arteijo. ).Los ejes de desarrollo principales son los que parten de las principales metrópolis del sistema (Barcelona, Madrid, Valencia, Bilbao...), donde se generaliza la sustitución de industrias por servicios, para alcanzar especial dinamismo en los Ejes Mediterráneo (Gerona-Málaga) y del Ebro (Álava-Lérida), que reúnen ya un 50 % de la producción industrial española, un 54 % de las empresas de nueva instalación posteriores a 1981, y hasta un 58 % de la inversión correspondiente a estas últimas.

Las grandes áreas metropolitanas son el mejor exponente de un mosaico de empresas y espacios industriales que comparten un mismo territorio, pero responden a lógicas muy distintas, En su interior registran un particular dinamismo tres tipos de espacios:


Complejo empresarial de las Cuatro Torres en Madrid.Por una parte, en los distritos centrales y los grandes ejes de circulación que conectan con el aeropuerto crece la presencia de oficinas industriales, que corresponden a establecimientos de empresas manufactureras donde se realizan tareas previas y/o posteriores a la fabricación (gestión y administración, investigación y desarrollo tecnológico, distribución...), muy vinculadas con el centro de negocios, lo que las aleja de la imagen tradicional de la fábrica o el taller. Por otra, en las áreas suburbanas aumenta la presencia de polígonos y parques industriales, parques empresariales de oficinas y, en algunos casos, parques tecnológicos, donde operan empresas de ámbito multirregional que se benefician de una oferta de suelo e inmuebles mejor adaptada a sus demandas, junto a una buena accesibilidad a las redes de comunicación. Muchas de estas nuevas áreas productivas, donde surgen redes de empresas interrelacionadas, se ubican en ámbitos de escasa tradición fabril (norte metropolitano en Madrid, Valles en Barcelona, margen derecha de la ría en Bilbao...), con mayor calidad ambiental que los antiguos espacios de la gran fábrica hoy en crisis, o sometidos a una renovación que sustituye naves industriales por viviendas u oficinas. Finalmente, en la periferia externa de esas aglomeraciones aparece una aureola de minipolígonos industriales, de escasa calidad urbanística y pequeñas naves en venta o alquiler, ocupadas por pequeñas empresas surgidas de la descentralización productiva, junto a otros destinados principalmente a actividades logísticas y de almacenamiento.

[editar] Programa de ayudas a la reindustrialización del Ministerio de Industria
El Programa de Ayudas a la reindustrialización es una línea de actuación que juega un importante papel en el desarrollo económico y social del conjunto del Estado, mediante la creación de nuevo tejido industrial o adaptación del existente a las mejoras tecnológicas disponibles en los ámbitos territoriales de menor renta y los especialmente afectados por procesos de reestructuración y/o deslocalización industrial.

En primer lugar, se pretende apoyar la creación de infraestructuras técnicas e industriales de uso común o compartido, que actúen como fuerza motriz del desarrollo del sector empresarial en el ámbito geográfico de referencia, centrado fundamentalmente en la creación de suelo industrial debidamente acondicionado. En segundo lugar se apoya el arranque y ejecución de iniciativas industriales generadoras de empleo que desarrollen el sector productivo empresarial e incorporen procesos de elevado contenido tecnológico.

En el año 2004 se amplió su ámbito de aplicación a aquellas regiones o territorios afectados por procesos de ajuste, no sólo del sector público estatal, sino también del sector privado. Es este un hecho muy significativo ya que con relación a la etapa anterior, se extendía el programa a una parte muy importante del territorio nacional llegando a territorios que anteriormente quedaban excluidos por no haber tenido en ellos implantación el sector público estatal.

Por otra parte el programa se ha adaptado para hacer frente a nuevas realidades como los fenómenos de deslocalización en los sectores textil-confección, mueble, juguete, calzado, curtido, marroquinería, y también hacer énfasis en zonas específicas afectadas por graves problemas de despoblación y de desarrollo económico (planes específicos provinciales).

Así, estas ayudas se articulan a través de convocatorias anuales, una general que abarca todos los territorios dentro del Mapa de Ayudas para España de la Unión Europea (2007-2013), y otras más flexibles que acuden a territorios específicos que se aprueban cada año (Campo de Gibraltar, zonas afectadas por procesos de deslocalización de los sectores textil-confección, calzado, mueble, juguete, curtido y marroquinería, comarcas de Ferrol, Eume y Ortegal, provincias de Soria, Teruel y Jaén, Margen Izquierda del Nervión, Bahía de Cádiz y comarca de Almadén).