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jueves, 23 de junio de 2011

La I+D en españa

La I+D en España:
el V Programa Marco y
el Plan Nacional 2000-2003

Las distintas políticas de Investigación y Desarrollo en España llevadas a cabo desde los distintos Ministerios empiezan a coordinarse a través de la Oficina de Ciencia y Tecnología (OCYT), dependiente de Presidencia de Gobierno. Francisco Ferrándiz, Vocal Asesor de Relaciones Internacionales de esta Oficina, participó en las Jornadas Técnicas de la Red en sustitución de Fernando Aldana, Director de la OCYT. En su intervención, Ferrándiz presentó la Propuesta de nuevo Plan Nacional de I+D (2000-2003) y trató los aspectos innovadores del V Programa marco de I+D de la Unión Europea. A continuación recogemos un resumen de la presentación de estos dos grandes proyectos.

Retos del Plan Nacional de I+D

El nivel tecnológico de las empresas españolas es sensiblemente inferior al de sus competidoras en el contexto internacional. Así, existen muy pocas empresas que realicen de forma continuada actividades de I+D. Además, la relación de I+D con los centros públicos es limitada o inestable y existen dificultades de absorción de tecnologías emergentes competitivas. Por otra parte, la estructura actual de los grupos de I+D del sistema público, muy atomizada, no facilita la satisfacción de las demandas de los sectores productivos y sociales, de ahí que la oferta tecnológica no se adecue a la demanda, que sea difícil realizar acciones estratégicas multidisciplinares de cierto volumen y que la utilización de grupos consolidados como motores de la innovación sea muy deficiente.

Se puede decir que gran parte de las carencias detectadas en el sistema de Ciencia-Tecnología-Empresa (C-T-E) español tienen su raíz en el bajo nivel cultural científico-técnico de todos los sectores de la sociedad española. Como consecuencia de esta situación existe un escaso interés en difundir el resultado de la actividad investigadora, los medios de comunicación dedican poca atención a este tema y, en definitiva, la ciencia y la técnica están poco valoradas en la enseñanza secundaria.

Para elaborar una propuesta de actuación en el Plan Nacional de I+D se han llevado a cabo una serie de estudios de demanda y prospectiva. Mediante un estudio bibliométrico, el CSIC ha analizado la producción científica española; se ha hecho también un análisis comparativo entre las prioridades temáticas españolas y las previstas en el V programa Marco de I+D de la Unión Europea, tarea realizada por el CDTI; finalmente, se ha realizado, por parte de la Unión Europea, un estudio prospectivo comparativo en diferentes países y áreas. Además, en colaboración con la Fundación COTEC, se ha hecho una evaluación de las necesidades tecnológicas de las empresas españolas y de algunos sectores públicos.

Ante un panorama como el descrito, la CICYT entiende que el esfuerzo que se debe realizar en I+D desde los poderes públicos ha de tener tres objetivos fundamentales:

- poner la I+D al servicio del ciudadano y el bienestar social.

- mejorar la competitividad de la empresa española.

- incrementar el conocimiento del mundo, los seres vivos, el hombre y la sociedad.

Dentro del Plan Nacional de I+D, la investigación básica se centra en una serie de áreas científico-técnicas como son la biomedicina, la biotecnología, las tecnologías de información y comunicaciones, las investigación sobre materiales, los procesos y productos químicos, el diseño y producción industrial, los recursos y tecnologías agroalimentarias, los recursos naturales y la socioeconomía. El desarrollo de instrumentación espacial queda contemplado como una de las acciones estratégicas incluidas en estas áreas sectoriales. El Plan Nacional de I+D debe contemplarse en su contexto europeo, que lo vincula directamente al Programa Marco de I+D y a los Fondos Estructurales. Así, uno de los objetivos macroeconómicos del plan consiste en el acercamiento del gasto en I+D a la media europea: se prevé un gasto del 1,2% del PIB en el año 2003, con un incremento lento y continuo. Otro de los objetivos es conseguir un esfuerzo privado superior al público, alcanzando el 52% de gasto privado en I+D en el año 2003.

Perspectivas españolas ante el V Programa Marco de I+D

Con una asignación de 14.960 millones de Euros, el V Programa Marco de I+D de la Unión Europea (1998-2000) supone un incremento de más de mil millones con respecto al IV Programa (1994-1998) que, a su vez, duplicaba los fondos destinados a su antecesor. España se encuentra entre los seis países comunitarios con mayor aportación a la financiación del IV Programa Marco, con un 6,5% del total (unos 195.000 millones de Euros), después de Alemania (28,7%, el mayor contribuyente), Francia (17,5%), Reino Unido (12,3%) e Italia (12,1%).

Como valoración global de la actuación de nuestro país en este contexto podemos decir que España se está comportando globalmente de manera satisfactoria en el IV Programa Marco de I+D, con un retorno medio acumulado desde el comienzo del IV Programa Marco del 6,3%, muy similar a la aportación realizada. Existen, no obstante, diferencias apreciables en los retornos obtenidos de unos programas específicos a otros. Si bien es importante conocer las cifras de retornos y analizar su relación con las aportaciones, es aún más importante determinar su calidad. Por calidad de retorno se entiende la mejora de la competitividad resultante o potenciada por la participación, la valoración de los resultados obtenidos por la participación en actuaciones futuras en la entidad participante y un incremento de la cooperación entre agentes a nivel nacional e internacional.

El V Programa Marco de I+D aparece en un momento histórico de crecimiento económico sostenido en España. Para la gran empresa no constituye un elemento clave de financiación para la realización de sus proyectos de I+D, pues está mucho más preocupada por su posicionamiento estratégico (alianzas tecnológicas estratégicas) y, además, la influencia de las filiales de compañías multinacionales en determinar la estrategia de I+D es menor. En cuanto a las PYME, su capacidad de trabajar a medio o largo plazo está limitada por la disponibilidad de recursos financieros y la necesidad de absorber tecnología, y su relación con las grandes empresas es menos estrecha.

Desde el punto de vista del sector público, un porcentaje significativo de los grupos de I+D públicos no han participado en el IV Programa Marco. Una temática alejada de sus intereses o experiencia previa, la disponibilidad de fondos suficientes en el sistema Ciencia-Tecnología-Empresa, la falta de experiencia en proyectos de I+D de carácter internacional y la dificultad de participación en consorcios con empresas españolas han sido algunas de las razones que explican su ausencia en el IV Programa Marco. Sin embargo y paradójicamente, los grupos de I+D públicos más competitivos de nuestro país están saturados.

No obstante, en general se puede decir que nuestro país se ha adaptado bien al IV Programa Marco. Las empresas y los centros de investigación españoles se han internacionalizado, la participación de los usuarios y de las PYME ha sido buena y, además, se ha contado con apoyo institucional organizado (CICYT). Ha habido, sin embargo, una serie de puntos débiles en la participación española en el IV Programa Marco: el porcentaje de participación en los consorcios ha sido reducido, ha habido dificultades para crear consorcios con fuerte presencia española, ha habido una escasa difusión y explotación de los resultados obtenidos y se ha producido una fortísima concentración regional.

En un contexto europeo en que el desempleo afecta a 18 millones de ciudadanos, el V Programa Marco de I+D pretende mejorar la calidad de vida, conseguir un desarrollo sostenible y un nivel de competencia creciente, así como la globalización de la actividad económica. Su aprobación supone a la vez un reto y una oportunidad para España. Un reto si nuestro país desea aprovechar en su beneficio los recursos económicos disponibles y obtener porcentajes de retorno similares a la aportación. Es una oportunidad si se quiere mejorar la competitividad a nivel internacional de las empresas y grupos de I+D españoles, establecer alianzas estratégicas en el futuro con instituciones de otros países e incrementar la sinergia con las actuaciones nacionales.

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